Capítulo 3

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Pasó lista y ni las moscas se atrevieron a zumbar, ¿estábamos casi cagadas? Efectivamente. Esperamos a que llegará a el para saber su nombre, la clase se hizo bastante larga y mientras cogía apuntes, notaba como si alguien me estuviese mirando. Me giré despacio y me topé con la cara de mi amiga la loca.

-Mira lo que he hecho.- Dijo en voz baja para que la profesora no le oyera mientras me mostraba sus dibujos varios en el cuaderno.

-¿Y eso es lo que haces en vez de atender?

-Sabes que soy de artes. -Se escusó.

-Lo peor es que después sacas buenas notas. Que asco te tengo.

-Soporta.- Sonreí mientras una leve risa se adueñaba de su rostro.

La clase terminó por fin y pudimos salir a la cafetería, ambas teníamos un hambre, que ni el perro de un ciego. Mientras pasábamos por el pasillo oímos a alguien maldecir detrás nuestra.

-Maldita taquilla.- Era él, moreno, piel blanca y acento ruso. Miré a Tori y esta me miró a mi.

-Se atasca. -Le pegó un golpe y abrió a la primera. -Soy Victoria, pero mis amigos me llaman Tori.- Sus amigos, osea, yo.

-Encantado Vic...

-Tori. - Sonrió decidida.

-Tori, yo soy Illyak.

-Ah bueno, y ella es Alex.

-Hola.- Sonreímos.

-¿Nuevo? - Observé la conversación, Tori ligaba muy raro.

-Si, me he mudado hace poco.- Y comencé a pensar, ¿Y si era mi nuevo vecino?

-Pues no hay problema, te enseñamos la cafetería.

-¿Ahora no hay clase?

-No, es la hora del desayuno.- Dije antes de que mi amiga siguiera.

-¿No tienes el horario? No te preocupes, Alex te lo pasará, por aquí criaturas. - Concluyó colocando una mano en su hombro y otro en el mío. Rodeé los ojos y nos adentramos en la cafetería, cogimos una bandeja cada uno y algo de comer ya que estábamos hambrientos.

-Bueno, ¿que te parece el Instituto? -Preguntó curiosa a Illyak.

-Apenas lo conozco.

-Ya...

-Lo siento Tori, te llaman para recogerte. - Dijo una chica de pelo castaño.

-¿Te vas? -Pregunte nerviosa.

-Si. -La miré como si los ojos se me fueran a salir de las órbitas y negué rápido. -Os la apañareis sin mi, dale el horario y enséñale esto. Es fácil.

-Pero...

-Tengo cita, adiós. ¡Encantada!

Y con eso y un guiño se fue, maldita Tori, la estaba maldiciendo mentalmente para 5 vidas más mientras fuera de mi mente, solo había silencio. Decidí romper un poco el iceberg.

-Bueno, pues ahora tenemos historia...

-¿Te importa si me siento contigo? -Se acercó y me digo en voz baja. -Me da miedo las de clase.

Reí levemente y me siguió. Y no lo culpaba, 10 chicas viniendo hacia ti siendo nuevo en un sitio tan grande... Daría terror a todo el mundo. Terminamos de comer y cogiendo los libros volvimos a clase.

-Buenas tardes chicos, hoy daremos geografía, ¿qué os parece?- Todos comenzaron a hablar mientras la profesora encendía la pizarra digital.

-Es mi asignatura favorita.- Dije rompiendo el hielo.

-¿Que daremos hoy? - Preguntó mientras ojeaba su libro.

-No lo sé. -Me miró extrañado y sonreí. - De vez en cuando la profesora nos sorprende con clases de Geografía o curiosidades. Es la misma profesora que el año pasado.

Este asintió no muy convencido y prestamos atención a las explicaciones.

-¿Alguien sabe cual es el país con más zonas horarias? A ver, veamos, tú. - Señala a Illyak.

-Rusia, con 11 husos horarios.

-Muy bien, tu eres Illyak ¿no? -Asintió.- Cuéntanos más cosas sobre ese país.

-Bueno, es la ciudad más fría, tiene la línea de ferrocarril más larga del mundo... Y, el lago Baikal es el más antiguo.

Mientras la profesora lo felicitaba, y las chicas del aula se lo comían con la mirada, yo pensaba que era la persona ideal... Para Tori, e iba a hacer que esos dos estuviesen juntos. La clase fue muy relajada comentando preguntas, aprendiendo nuevas curiosidades y demás. Al acabar recogimos todo y salimos del edificio.

-Bueno, yo me voy por allí.

-Yo también voy por allí, luego ya giro a la izquierda.

-Vamos entonces. - Comenzamos a caminar por la acera.

-Entonces, ¿mañana hay matemáticas a primera?

-Si, por cierto, toma.

-¿Que es este papel pequeño?

-Mi número, será mejor que lo tengas por si te lías o tienes dudas de algo.

-Oh, muchas gracias Alex.

-De nada, hasta mañana.

-Adiós.

Volví a casa con los auriculares puestos escuchando el soundtrack de la serie a la que estaba enganchada.

-Ya estoy en casa. - Dije con una sonrisa.

-Hola cariño, veo que no has hablado con Tori.

-Pues no, ¿qué ha pasado?

-Deberías de ir a verla.

La miré y noté tristeza en sus ojos, así que corrí hacia su casa cogiendo la bici. Me monte en ella y pedaleé hasta llegar a la fachada en menos de diez minutos. La dejé tirada en su jardín y aporreé la puerta.

-Tori, ¡Tori! ¿Qué ha pasado? - Su madre abrió.

-Alex cariño, esta en el salón.

-¿Pero esta bien? - Dije preocupada mientras entraba y ella cerraba tras si.

La ví junto a si tía, me vió y corrió a abrazarme con los ojos llenos de lágrimas que aún no se habían desbordado y resbalado con las demás que ya ocupaban sus mejillas. Le acaricié el pelo para tranquilizarla a pesar de no saber que le pasaba, y es que así son las mejores amigas, pase lo que pase, siempre van a estar ahí. Nos sentamos en el sofá y habló con dificultad.

-Calcetines vino por primera vez en mi mochila, la roja, ¿te acuerdas? Lo encontramos en la calle. -Asentí. -Y ahora, ahora ya no...

Volvió a perderse en mi hombro mientras se desahogaba. Calcetines era el dulce y mimado conejito de Tori. Teníamos 9 años cuando lo encontramos al lado de la iglesia, y ahora, 8 años después, había abandonado la tierra. Lo enteramos allí, en el jardín, en una bonita caja de zapatos mientras Tori lloraba y mis ojos se cristalizaban al ver a mi amiga así. Llamé a mi mamá para decirle que me iba a quedar a dormir lo cual entendió a la perfección, todos queríamos a esa bolita de pelo blanca.

A las 6 y media de la mañana, sin querer despertar a Tori, volví en bici a casa para poder descansar un poco antes de ir al Instituto. No se encontraba bien, así que decidió no venir, pero me dijo que estaría bien, que fuese yo y que le hablará después de las clases, así que eso hice. Y ahí estaba yo, a las 6 y media de la mañana, montada en mi bici, a punto de despertar al sol. Llegué y ví la silueta del corredor fugitivo, pero había tenido suficiente por hoy así que desvíe mi vista a la puerta, abrí y sigilosamente subí a la habitación para acabar tirándome en la cama y dormirme al instante.













Muchas gracias por comenzar a leer esta historia, espero que te guste y la disfrutes. Actualizare los viernes, hasta entonces, muchos besos 😘

- carcueru~🐢

El idiota que tanto amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora