Capítulo 30

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-Alex-


Me desperté con un dolor de cabeza horrible, y se agravó más cuando abrí la puerta y el ruido de las aspiradoras llegó a mis oídos. Mi primera reacción fue cerrar la puerta y volver a tirarme en la cama, y cuando lo hice me giré a Beatrice que acababa de levantarse.




-Me duele la cabeza.

-A mí también.- Sentenció con una mano en la frente.- Creo que los años me están pasando factura.

-Pero si aun te quedan años para los 30.- Ambas reímos a pesar de arrepentirnos después por el dolor.

-¿Vosotras también estáis hechas mierda?




Preguntó Justin abriendo un poco la puerta. Con un gesto la pelinegra lo invitó a pasar y mientras él avanzaba hacia la cama, yo salía por el lado contrario. Dejándolos allí con un poco de intimidad cerré la puerta e instintivamente miré en dirección a su cuarto, ¿por qué? Pues no lo sé, quizás porque ayer necesitaba a alguien y él se quedó a mi lado, quizás porque me apetecía verlo, quizás me estaba pillando demasiado y eso, no era bueno. Avancé hacia él y miré en la penumbra de la habitación ya que la persiana estaba bajada casi por completo.




-¿Vienes a darme los buenos días enana?- Reprimí una sonrisa.

-Justin y Beatrice están un poco acaramelados en la cama.

-¿Y vienes a hacerles la competencia?- Destapó un poco las sábanas en señal de que me acercara y lo hice. Me tumbé a su lado no sin antes cerrar la puerta.

-No, simplemente pasaba por aquí.

-Mmm, ya.- Chasqueó la lengua. Estaba sin camiseta, y su piel se veía aún más bronceada entre las sábanas blancas.

-Que si tonto.- Reí y coloqué mi mano en la frente como un resorte.

-¿Te sientes mal?

-Solo me duele un poco la cabeza.- Me giré para tenerlo de frente.- Gracias por lo de anoche.

-No podía dormir.

-Eso no es verdad.

-Claro que lo es.

-Mientes fatal.- Reí y sonrió.- Aún así, gracias.

-¿Te estás ablandando pequeña cotilla?

-Jamás.- Esta vez fue él quien rió con esa sonrisa tan bonita. Si que me estaba pillando demasiado.- Deberíamos salir ya.

-Entonces, ¿no quieres hacerles la competencia?- Dijo con una sonrisa sarcástica de las suyas a la vez que me atraía hacia él. Peligro.

-No venía a eso.- Sonreí, la verdad que me parecía gracioso.

-¿Sabes que estás increíblemente sexy con ese pijama?- Colocó una mano en mi cintura y comenzó a bajar.

-Para, nos van a pillar.- Dije reprimiendo una sonrisa.

-Eso no es un no.- Dejó caer la mano en mi culo.

-Oliver estate quieto.- Reí cuando comenzó a hacerme cosquillas en los costados.- Para, para que nos van a descubrir.

-Le quitas la emoción enana.- Me levanté de la cama.

-Es que te levantas muy gracioso.- Desvió su mirada a mi escote.

-No puedes salir así.

-¿Y eso por qué?

-Digamos que tu pijama es de una tela... Muy fina y transparente.- Noté arder mis mejillas cuando ví que efectivamente, se me veía todo.

-Justin me ha visto así.

El idiota que tanto amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora