DARIEN
Una semana.
Una semana aguantando a Brisa Caldwell. Una semana siendo un novio fiel pero profundamente desgraciado. Cada vez que la tenía cerca, deseaba tener tapones para los oídos a mi alcance. Aún me preguntaba por qué estaba haciendo caso a mis padres. Por qué no podía dejarla de una santa vez.
No teníamos nada en común. Lo único que me motivaba para seguir con esto era que daba igual lo malvada que fuera, en cuestiones sexuales era impecable. Y eso me venía bien porque bueno, yo no quería una relación seria, solo quería tener relaciones.
Sin embargo, Brisa no era la hermana que captaba mi atención.
Con decir que la noche anterior había sido la quinta vez que me masturbaba pensando en Caterina, en mi maldita cama, para calmar el deseo sexual que Brisa no me podía satisfacer, lo decía todo.
Desde que habíamos dejado de vernos, desde que había dicho que se había acabado lo que hacíamos las cosas para mí empeoraron estrepitosamente. Daba igual lo mucho que intentara estar con Brisa, prefería a Caterina por encima de ella.
Pero, ya no podía decírselo. Daba lo mismo, no quería escuchar nada de lo que tuviera que decir.
Y yo ya no iba a decírselo, aunque tuviera la ocasión.
Era entendible. El día que hice aquel trato, pensaba en que iba a ser algo bastante gracioso y curioso. Por dios, nunca creí que Caterina Caldwell pudiera llamarme tanto la atención. Era estadísticamente imposible.
Mi pasado con ella era más que malo. Pero eso sí, había cosas que me habían sucedido antes de toda esta historia. Y ella no tenía idea. Lo que ella no sabía era que había captado mi atención mucho antes del año que no nos vimos. Específicamente, mi último año de instituto. Pero después lo olvidé y negué todo cuando llegó Michelle.
Jamás me sentí del todo bien haciendo lo que hacía en ese tiempo. Era más por aceptación que por placer. Me di cuenta de que aquello era comer o ser comido. Y mientras fuera intocable, nada podía detenerme. Cuando llegué asumí enseguida que una buena posición social era lo más importante en el instituto. Era muy crudo, pero así funcionaba. Así que, tuve que adaptarme como pude.
Los dos primeros años de instituto, pasé desapercibido. Pero después decidí que eso tenía que cambiar.
Y lo cambié.
La cosa es que Cat ya había empezado a llamar mi atención cuando estaba en mi último curso del instituto. Hasta intenté hablar con ella una vez, en la cafetería del instituto. Pero jamás captó el mensaje.
Ojalá las cosas hubieran sido diferentes, a estas alturas, lo deseaba. Pero no podía cambiar nada de lo que había ocurrido. Y solo me tocaba conformarme y sobrevivir a Brisa Caldwell.
Había encontrado trabajo, en una cafetería con temática francesa en la ciudad. Era lo único que podía hacer para conseguir algo de pasta. Y ya iba a llegar tarde como no comenzara a vestirme.
Me levanté rápidamente de la cama.
Comencé a ponerme unos vaqueros que estaban tendidos en la silla de mi escritorio. Mientras, observaba la ropa interior que me había quedado con tanta satisfacción. Aquella que le había arrancado a Cat, por el que mi padre me había pegado y el cual esa persona, me había traído de vuelta.
Bastaba solo con mirarlo para prenderme totalmente. Esa noche, había sido de las más calientes y valientes de mi vida. Pues también, había jodido a mi padre otra vez. Y aún teniendo las heridas que tenía, lo hubiera hecho de nuevo. Sin dudarlo.
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Mi Secreta Debilidad © ✔︎ {+18} [ 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛✨]
Novela Juvenil[PRIMER LIBRO DE LA SERIE "MI DEBILIDAD" 🔐]︎ Cat Caldwell nunca ha querido destacar, sobretodo después de haberlo hecho de la peor manera posible durante años. Darien Carter, por otro lado, siempre lo ha hecho y siempre tuvo en la mira a Cat, siemp...