27. 𝑁𝑂 𝑃𝑈𝐸𝐷𝑂 𝐸𝑆𝑇𝐴𝑅 𝑆𝑂𝐿𝑂 𝑂𝑇𝑅𝐴 𝑉𝐸𝑍 ✔︎

6.3K 199 22
                                    

DARIEN

—Baja tu ego un segundo, no eres el centro de mi mundo—dijo como si no la hubiera visto tomarse el vaso del tirón cuando Michelle se marchó del local. Se creía que era idiota.

—No, por supuesto que no—dije sarcásticamente—Bueno, ahí tienes.

Me giré para seguir haciendo el resto de cosas, pero seguí sintiendo su presencia detrás de mí. Nuestra dinámica era extraña pero, nuestra atracción era inevitable. No importaba ninguna de las condiciones que me pusiera, no soportaba verme con otra chica. Igual que si yo la viera con otro, perdería la cabeza.

—¿Quieres conocer a Michelle?—le pregunté girándome con una sonrisa burlona. Amaba cuando se ponía celosa. Nunca la había visto tan ardida.

Bueno, hace diez años la había visto así.
Exactamente cuando decidí pasar de ella y llevarme a Sandy King a jugar conmigo en la casita de la playa. Ese verano lo había pasado con nosotros y odiaba tenerla como una mosca en mi oreja. Por eso me junté con ella, la cual unos días antes le había tirado el helado de fresa al suelo.

Cuando lo hice no volvió a hablarme en lo que quedaba de verano. Yo estaba contento porque me había librado de ella, pero la manera en la que su atención era solo para mí, me encantaba.

Ahora me estaba pasando lo mismo.

Michelle había venido a la cafetería en la que estaba trabajando. Me había dicho que ya llevaba bastantes meses viviendo en la ciudad, incluso antes de que yo viniera de nuevo. Que se mantuvo al margen solo para seguir explorando otras cosas.

No estaba estudiando nada en específico, pero estaba trabajando para conseguir dinero por sí misma. Aunque era más un hobby que otra cosa. Stef la había encontrado la semana anterior.

No me lo había dicho porque Michelle no era precisamente una buena noticia. Sacaba lo peor de mi. Y yo sacaba lo peor de ella.
Aquel verano fue...muy intenso.

Y preferí no contactar con ella de nuevo.

—No me interesa conocer a una de tus prostitutas—dijo dedicándome una sonrisa sarcástica—Ahora si me disculpas...—dijo girándose.

—Se te olvida la leche—dije enfatizando en la última palabra—Que te la olvides es la prueba irrefutable de que fue una excusa para hablar conmigo.

—¿Por qué querría hablar contigo, después de lo de esta mañana?—preguntó alcanzando el vaso de leche caliente—Ilumíname.

—Yo no estoy enfadado contigo, Cat—dije apoyándome en el mostrador—Eres tú quien quiere seguir con este ridículo juego en el que tengo que actuar como un algodón de azúcar. Estábamos bien teniendo sexo. Por lo que baja de esa nube, no pienso decirte esas palabras.

Su expresión cambió.

—No me esperaba menos de un cobarde—dijo ella mirándome fijamente.

—Nada que ver—dije dedicándole una sonrisa—No estoy refugiándome en Michelle. Nunca he sentido eso que estás pidiéndome. Y dudo que lo vaya a sentir.

—No me des explicaciones. Fue una estrategia para que me dejaras tranquila. Sé de sobra que eres un puto robot—dijo cruzándose de brazos y mirándome fijamente—Suerte con esa pelirroja. Una de tus muchas ingenuas. Yo ya estoy ocupada con alguien más.

—¿Si?—salí del mostrador—¿Puedo saber de quién se trata?

Se quedó helada cuando le hice aquella pregunta. Quería que ahora fuera yo, el celoso. Pero a eso, podíamos jugar dos. Porque con o sin Michelle eso iba a ser fácil para mí. 

Mi Secreta Debilidad ©  ✔︎ {+18} [ 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛✨]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora