54. 𝐿𝐴 𝑈́𝐿𝑇𝐼𝑀𝐴 𝐽𝑈𝐺𝐴𝐷𝐴 ✔︎

2.5K 103 26
                                    

DARIEN

« 1 de enero »

La cabeza estaba a punto de estallarme.
No pude abrir los ojos de sopetón, pues la razón por la que me había despertado se debía al sol invernal que estaba cubriendo mi rostro.

Era la peor sensación del mundo.

Cuando los abrí del todo, me arrepentí de haberlo hecho definitivamente.
Michelle se encontraba a mi lado. Profundamente dormida, abrazada a mi tronco y respirando en mi cuello. Me quedé petrificado por varios segundos.

A pesar de sentir mis músculos entumecidos por lo que estaba observando, decidí analizarla un poco más.

Recé a los dioses para que Michelle no estuviera desnuda. Pues solo veía su brazo sobresalir y en ese momento no sentía siquiera mis piernas como para percatarme del tacto de unos senos normales y corrientes.

Miré debajo de la sábana con lentitud. Ella estaba completamente desnuda y yo llevaba puestos los bóxers. Pero seguía sin tener buena pinta. Porque era lo que hacía nada más acabar de follar.

Siempre hacía eso, sobretodo cuando no pensaba quedarme y quería irme en algún punto de la mañana.

Me encontraba en mi habitación.

En este momento sólo quería morirme.
No...joder. No podía haber sido capaz de ponerle los cuernos a Cat.

No, Dios no.

Me importó una mierda que Michelle estuviera dormida y cómoda en mi pecho.

Me levanté de sopetón y me quité las sábanas corriendo. Observé el panorama.

Unos sobres de condón y uno abierto, descansaban en mi cómoda.

Maldita sea.

No recordaba nada de anoche. Y eso era lo que se me hacía raro. De lo poco que recuerdo me había ido enfadado, pero mayormente triste y celoso a mi habitación. Quería estar solo. Pero tampoco bebí alcohol o fumé marihuana.

Solo dormí. O pensaba hacerlo.
No entendía como Michelle estaba aquí en mi cama. En qué momento la había invitado a entrar.

Michelle interrumpió mis pensamientos moviéndose y despertándose con una sonrisa. Se estiró en la cama y con lentitud abrió los ojos.

—Playboy...—balbuceó—Buenísimos días...—dijo mordiendo su labio—Y tan buenos que son...

—¡Sal de mi puñetera cama!—la amenacé de inmediato y algo petrificado. Alcancé unos pantalones de chándal que estaban en mi escritorio e intenté ponérmelos.

Estaba mal. Muy mal.

—¿Por qué estás tan hostil?—me preguntó sarcásticamente—Anoche no eras así...

—Te pido que por favor te vayas antes de que...—me froté la cara exageradamente con las manos—Antes de que pierda la puta cabeza, Michelle. Largo...

—Fuiste tú quien...

—¿Qué diablos ocurrió anoche...?—le pregunté—¿Por qué no recuerdo nada?—dije con la voz temblorosa.

—A mi no me mires—dijo tapándose con la sábana—Fuiste tú quien bebió vodka.

—No tenía alcohol en mi nevera. No quedaba. Y no había fumado, Michelle—dije—¿Qué me hiciste?—pregunté con seriedad.

—Que yo te hice algo...—balbuceó mientras se reía—Anoche me dejaste entrar. Y follamos. Eso fue todo, genio—se levantó con una inquietante sonrisa—Me suplicaste que me quedara, que te hiciera compañía. Me suplicaste que te hiciera sentir bien. Y fue lo que hice...

Mi Secreta Debilidad ©  ✔︎ {+18} [ 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛✨]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora