Ruta a) Parte 10

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— Disculpe, ¿qué está haciendo? — (T/n) preguntó somnolienta, espabilándose. Era más o menos la una de la mañana y el sonido del forcejeo de la ropa junto al de un cierre la hizo despertarse. Se tallaba los ojos con la mano hecha puño, buscando que su vista se aclarara entre la oscuridad de la habitación.

Una figura masculina estaba agachada en frente de su cama.

— Lo siento, te desperté — la voz de Mr. Jones salió con algo que (T/n) nunca había oído en él: vergüenza. Una suave, profunda, apenada voz en medio de la noche — ¿Podrías ayudarme? — preguntó, ahora sí, poniéndose de pie.

(T/n) prendió la lámpara de la cómoda, dejando ver a Mr. Jones. Parecía molesto y avergonzado al mismo tiempo.

¿Eh? ¿De qué habla? No lo... — la joven detuvo sus palabras al viento cuando notó que, en la orilla de la cama, estaba su maleta abierta y su ropa regada.

— Te-tenemos que partir a primera hora en la mañana — respondió Mr. Jones, desviando repentinamente la mirada para después seguir acomodando la ropa de (T/n) —. Pensaba en pedirte que hicieras tus maletas ahora para evitar retrasarnos, pero ya estabas dormida. Por eso me tomé la libertad de hacerlo yo mismo.

(T/n) gateó hasta la orilla de la cama y ahí se quedó sentada, observando cómo las manos de su profesor temblaban y se entorpecían. En un aire de atrevimiento, tomó las manos de Alfred para aprisionarlas entre las suyas, llamar su atención y hacer que la observara.

— ¿Qué sucede? ¿Pasó algo? — preguntó. El tacto cálido y nervioso de las manos junto a los ojos azules de Mr. Jones la hizo estremecer. La piel desnuda de sus brazos y de sus piernas se erizó al sólo pensar que Alfred podía tenerla en un abrazo si así lo quisiera.

Sin poder evitarlo, (T/n) acarició las manos grandes y cálidas con su mejilla.

— Na-nada. No pasa nada — respondió él al soltarse de forma brusca.

(T/n) vio a sus manos y después hacia él, que daba vueltas por la habitación. Mr. Jones se tomaba del cabello y respiraba profundamente mientras cerraba los ojos, para después, exhalar de forma lenta y apacible.

— No tiene por qué soltarme así — (T/n) dejó salir sus palabras con reproche, como el que nunca antes habría salido de su boca. Se sorprendió a sí misma al oírse decir aquello de una forma tan caprichosa, pero es lo que sentía, es lo que quería.

Después de tanto tiempo portándose bien, después de reprimirse, por fin estaba haciendo lo que quería. Además, parecía que no los habían descubierto después de todo, ¿cierto? ¿Qué caso tenía asustarse? ¿Qué caso tenía seguir comportándose tan precavidamente?

— Disculpa, estoy un poco nervioso.

Jones, un poco más calmado, retomó su tarea. Y ahora, en vez de poner la ropa hecha bolas, trataba de doblarla lo mejor que podía haciendo una torre con ella.

— Más bien parece que está escapando de algo — (T/n) retuvo la mano derecha de Alfred una vez más — ¿Podría dejar eso por un segundo?

La acusadora mirada de (T/n) calaba profundo en el alma del profesor.

— Lo siento mucho, no puedo. Quería que esto pasara desapercibido para ti, pero... — Alfred inhaló profundamente antes de hablar —. Lo que hicimos ayer; lo que hemos estado haciendo desde el día en que fuimos a comer en el park de food trucks, no estuvo bien. Y eso debe terminar ya, antes de que vaya más lejos.

(T/n) sintió una punzada en su pecho. Por supuesto que ella también sabía que lo que había hecho y deseado hacer no estaba bien, pero, ¿por qué se lo echaba en cara justo ahora?

— Si es porque usted es un maestro de la universidad, yo puedo...

Y de repente, Alfred pudo divisar que tan joven era realmente. En efecto, eso no podía suceder, bajo ninguna circunstancia. Era una niña. Se avergonzaba y se sentía molesto consigo mismo e incluso se daba una profunda repugnancia ¿En qué estaba pensando? Su padre tenía razón, no estaban en igualdad. Ella no tenía la madurez, ni la experiencia y, por consiguiente, tampoco una clara toma de decisiones.

Alfred tomó asiento junto a (T/n) Ahora más tranquilo y con una mente mucho más clara, volteó a verla. En sus ojos no había nada más allá que condescendencia y un afecto más bien 'fraternal' — No es sólo eso, girl — suspiró —. Eres muy joven aún para entender-.

— No lo soy — interrumpió (T/n) —. Tengo la mayoría de edad, ¿sabe? No soy una niña... — de inmediato bajó la mirada para evitar que Mr. Jones viera sus ojos acuosos y cristalinos.

Alfred pasó una mano sobre la espalda de (T/n) —. Lo eres para mí. Una niña inteligente, linda, de sentimientos hermosos. No gastes todo eso en un viejo como yo.

— ¿Cómo puede decir que los malgasto en usted? — (T/n) comenzó a sollozar, recargándose en el hombro de su profesor —. No es justo lo que está haciendo, ¿sabe? Ilusionándome para que de un día a otro me diga estas cosas...

Oh, por favor, no llores, girl. Mírame.

Alfred, de forma gentil, tomó el mentón de (T/n).

— Tienes razón, no soy justo y te debo una disculpa. Yo, yo no había querido darme cuenta de que estaba haciendo mal. Sólo mírate, (T/n) — se puso de rodillas sobre el suelo para poder mirar directo a los ojos de su alumna —. Te he hecho daño desde el primer momento en que quise acercarme a ti de esa manera. Debes entender tanto como yo que esto no está bien. Lo que sientes es, como tú dices, una ilusión. No es amor, no podría serlo. Es un capricho solamente. Soy mayor, yo tengo la experiencia y madurez que tu no. Sería un abuso que te permitirá estar conmigo... De verdad lo lamento.

Alfred también dejó salir un par de lágrimas. Sacó todo lo que con su padre no dejó salir —. No puedo disculparme lo suficiente, (T/n). Nunca será suficiente — se aferró a las manos de (T/n), pidiendo por perdón. Por la cabeza se le pasaban mil y un insultos hacia su persona y ninguno le parecía lo bastante bueno, lo bastante hiriente como para redimirse si quiera un poco.

Después de un rato de llorar, (T/n) se movió a un costado para seguir con lo que Mr. Jones había dejado a medias. En lo que parecía un entumecimiento post-llanto, (T/n) movía sus manos de forma automática, perfecta y firme. Doblaba su ropa con tranquilidad.

Alfred se levantó del suelo —. De-déjame hacerlo. Quizá debas dormir un poco antes de irnos.

— No, yo lo haré.

— ¿Estás segura que te encuentras bien para hacerlo?

(T/n) seguía sin dirigirle la mirada a Mr. Jones —. Descuide, puedo yo sola.

Él veía como la joven seguía doblando su ropa para después guardarla. Cuando estaba a punto de irse, (T/n) lo interrumpió.

— Lamento haber sido testaruda. Y, quiero que sepa que entendí todo lo que dijo, no tiene que preocuparse por mí.

Alfred hizo lo más sensato que pudo hacer en toda su vida—. Bien. Te dejo sola.

Lo último que escuchó (T/n) fue la puerta cerrándose suavemente, como un susurro al viento. Aún sentía su corazón desgarrarse y se preguntaba cómo sería posible que pudiera dormir por lo menos un par de horas antes de volver a viajar.

Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora