Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)

ESPECIAL RUTA B + Agradecimientos <3

Como ya sabrán, no quedamos en la lista corta. Pero no me desanimo, ya que me atreví a participar, cosa que no hubiera hecho hace un par de años. Además, me dio gusto saber que hay personas que leen, votan y comentan mis historias con mucho amor ¡Gracias! <3 Por ello, tenía preparado este pequeño especial de la ruta b ¡Que lo disfruten!

Una tarde más pasaba en la librería cerca del campus. El cielo lentamente se tornaba oscuro, anunciando que la lluvia vendría pronto. (T/n) suspiró, no traía su paraguas y debía trasladarse a la cafetería del centro para su siguiente trabajo.

La campanita de la puerta sonó.

— Gracias por su compra — dijo la joven por enésima vez ese día. Después, volvió sus ojos hacia el libro que tenía abierto de par en par. Un importante examen tendría lugar la próxima semana y debía estudiar, pero no sólo eso, sus deberes se encontraban en un banquito al costado, esperando.

(T/n) sorbió la nariz '¡No, no puedo enfermarme ahora!' pensó ella, sacando un pañuelo desechable de su bolso. Cuando limpió su nariz, tiró el papel sucio en el cubo de la basura. Si alguno de los clientes que fue esa tarde a la librería hubiera reparado si quiera un segundo más en la apariencia de la chica, habrían pensado que definitivamente debería estar descansando en casa en lugar de atender. Sus ojos estaban resecos y llorosos, su piel acartonada y gris. Su cuerpo había perdido un par de kilos y le quedaba grande la ropa. Eso sin mencionar que sus ojos presentaban unas acrecentadas ojeras y que, tanto sus labios como sus mejillas, perdieron el color.

Sólo un par de segundos que ella cerró los ojos, fue suficiente para que se tambaleara del sueño ¿Cuándo fue la última vez que durmió apropiadamente? Ya no podía si quiera contarlo. Dando una cantidad aproximada, quizá podríamos decir que hace dos meses, pues la noche anterior apenas durmió una hora.

La hora de cerrar llegó sin ningún contratiempo. Afortunadamente, el clima no estaba desmejorando tan rápido. Si se apresuraba, podría llegar al centro en el autobús sin mojarse de la para a la cafetería.

El viento meció su cabello cuando terminó de cerrar la persiana metálica. Cuando volteó hacia el frente de la tienda, casi se cae del susto; el auto del profesor Kirkland estaba aparcado ahí mismo y ni siquiera lo notó. Tenía tanto en la mente que no pudo escucharlo acercarse.

Kirkland salió el auto, lo rodeó y encaró a la joven. Su expresión dura no tuvo efecto alguno en la chica.

— Buenas tardes.

— Buenas tardes — contestó ella. Inmediatamente emprendió el camino, sino se apresuraba, llegaría tarde. Su profesor la detuvo, tomando gentilmente su brazo.

— ¿A dónde vas?

— A trabajar — respondió (T/n). Su voz sonaba falta de energía —. Si no le importa, tengo que alcanzar el bus de las siete treinta.

— Espera — dijo Kirkland, halando del suéter que (T/n) traía puesto, justo el que le había obsequiado ese día en el centro comercial.

(T/n) se soltó y pasó sus palmas sobre su rostro, buscando espabilar—. De verdad voy a perder mi empleo si llego retrasada hoy. Si tiene algo que decirme, por favor, espere a mañana después de su clase.

— Serán sólo un par de minutos, después te llevaré a dónde tú digas.

— ¿De verdad? ¿No lo molestaría? — preguntó ella, bajando la mirada. No es que estuviera muy apenada; es que con la poca energía que tenía, su cuerpo no podía hacer mucho ni mantenerse derecho.

— Seguro, no será un problema.

— Bien, sólo porque voy tarde.

(T/n) sintió la repentina necesidad de tomar la orilla del saco con la mano, o sujetarse el antebrazo de Kirkland, pero no debía. Así pues, sólo lo siguió. Kirkland abrió la puerta del copiloto y la hizo entrar al auto.