Ruta b) Parte 2

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El profesor Kirkland achacaba que sus síntomas de los anteriores días se debían simplemente a la sobrecarga de trabajo por revisar tantos exámenes, tener que ir a dar clases, y de paso el insomnio. Pero, con lo que de verdad no contaba, era con enfermarse. Es decir, casi nunca se enfermaba ¡¿Por qué ahora?! ¡¿Por qué a él?! Sí, para su edad, cuidaba muy bien de sí mismo; se alimentaba correctamente, no fumaba, apenas tomaba alcohol y por supuesto no se ponía deliberadamente en riesgo si quiera para contraer un resfriado.

Caminar hacia el trabajo desde el estacionamiento hacia la sala de maestros, con la cabeza dando giros, los oídos, la nariz y la garganta tapadas, podía compararse fácilmente a una tortura medieval. La fiebre se le venía encima, incluso. Tenía sed, se sentía deshidratado y obvio tenía la garganta reseca e irritada.

La noche anterior había tomado montones de antigripales de venta libre que compró en el área de farmacia del supermercado. Y, oh, demonios, no se sentía bien. Pero tampoco es como si quisiera ir al doctor; sólo le diría 'toma reposo' 'descansa unos días' 'toma mucha agua' ¡Eso ya lo sabía de sobra! Sólo le quedaba un día más de trabajo, sólo uno. No tenía de otra más que terminar y justo después, disculparse con (T/n) por estar indispuesto.

¡Oh, de verdad quería morirse en ese instante! No estaba de humor para absolutamente nada, mucho menos para dar clases. Ahora, sólo se concentraba en tratar de mantener su atención en lo que decía el rector. Y sólo tratar, porque con los oídos tapados poco podía entender. Ni siquiera hablaba como otros de sus colegas que opinaban sobre cómo debía manejarse el siguiente regreso a clases y el ingreso de nuevos estudiantes... Ah, y ese estúpido sentado delante de él: Jones. Parecía tener la energía para destruir cientos de tanques...

No pudo evitar que sus recuerdos volvieran a su mente. Ese idiota siempre había sido así, energético, irritante y siempre tenía la atención para sí, incluso de las chicas. Él era la antigua estrella de futbol americano de la preparatoria de Indianápolis, así lo conocían todos en la universidad. Obvio que tenía la simpatía de casi todos. En cambio, él era algo así como invisible si no fuera por los millones que sus padres tenían en la bolsa y porque era uno de los pocos que podía costearse una residencia adecuada en la ciudad en vez de cuartos compartidos. Aunque, bueno, los lame-botas que tenía por 'amigos' no eran nada más que hienas en busca de dinero. Y, claro, ese tipo de 'simpatía' no podía compararse con la verdadera que Alfred generaba. Y es que, por si fuera poco, el chico estaba becado porque era demasiado inteligente ¿Podía verse más perfecto ante los ojos de los demás? Siempre encontraba una manera.

Dejando de lado sus conflictos internos de niño, se enfocó en no caer desmayado frente a la junta. Todas las academias de la universidad se encontraban ahí reunidas: la de matemáticas, la de literatura, la de administración y otras más. No quería quedar en ridículo frente a sus compañeros, siendo que, ahora, a pesar de que los roles no se hubieran invertido del todo, él daba la imagen de maestro perfecto, casi tanto como para ser elegido rector después de que el actual se retirara.

Oh, oh, sentía que sudaba mucho y casi estaba tiritando del frio, pero si tomaba su abrigo y se lo ponía, obviamente la fiebre se haría cada vez peor.

Casi dejó salir un suspiro de alivio cuando terminó la reunión.

Se quedó anotando unas cuantas cosas en un folder mientras los demás se retiraban. Quería, cuando estuviera mejor, tener más claro qué se haría el siguiente ciclo.

— Viejo, ¿estás bien? Te ves horrible... — se acercó Alfred. Pasó una mano por su espalda. Estaba genuinamente preocupado por su colega, porque cuando Arthur no alzaba la voz para nada ni fruncía el ceño, quería decir que algo estaba realmente mal.

Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora