Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)

¿Empieza el trabajo?

¡Hola! :D Muchas gracias por sus votos.

(T/n) durmió poco la noche anterior por haber esperado a que Mr. Jones terminara de hacer su trabajo. Como era de esperarse, de nuevo cayó dormida en su clase.

Lo primero que hizo antes de empezar su día, fue dirigirse hacia la biblioteca para renunciar. Fue bastante fácil porque no preguntaron la razón.

Los otros módulos fueron más rápidos por algún motivo, y es que esperaba con muchas ganas la hora del almuerzo para poder ir después a su nuevo empleo.

5:00 pm

(T/n) caminó atravesando todo el campus para encontrar el aula 57B; apenas iban saliendo los alumnos de literatura de su hora de clase. Antes de entrar, tuvo la delicadeza de tocar la puerta, aunque ésta se encontrara abierta. Adentro pudo ver a Mr. Jones, sentado en el escritorio con un libro en la mano y unas hojas en la otra. Se veía demasiado concentrado en su lectura y aun así la escuchó.

Le hizo una señal para que pasara.

— Buenas tardes, profesor Jones.

— Espera, ¿vale? Sólo hasta que termine de leer esto — le dijo, y terminó antes de lo que (T/n) pensaba. Ella tomó asiento en una banca del frente —. ¿Ya comiste? — le preguntó Mr. Jones —. Yo he tenido una clase tras otra, no me ha dado tiempo de salir a la cafetería si quiera.

— Sí, profesor. Si gusta, puede dejarme las tareas de asistente ahora y usted puede irse a comer tranquilamente.

— ¿Por qué no mejor vas conmigo? ¡Es aburrido comer solo! — le dijo, divertido y un poco cansado —. No es muy agradable hablar con mis colegas, son tan viejos que solo platican sobre enfermedades y problemas con sus esposas—. Hizo un puchero típico de un mocoso de diecisiete años, algo que le causó gracia a la chica.

— ¿Es usted soltero Mr. Jones? — le preguntó divertida por sus gestos.

— ¡Sí! No me imagino atrapado en un matrimonio ¡Puaj!

— Si no le importa mucho, ¿no tiene una novia? Siendo como usted es, no veo por qué no.

— ¡Eres muy joven! Quizá no lo entiendas aún, pero la mayoría de las mujeres de mi edad son muy serias ¡Ninguna de ellas podría conmigo! — el profesor rio con su voz grave —. Ahora que recuerdo, cuando tenía tu edad conseguí varias novias, pero eran todas igualmente muy serias. Bueno, eso fue hace mucho.

— ¡¿Cuántos años tiene entonces?!

— ¿Cuántos me calculas, niña? — le sonrió retador, de pronto la plática se animó. A Mr. Jones le había parecido que sería demasiado difícil puesto que (T/n) poco hablaba con sus compañeros.

— ¿Treinta y siete?

— ¡Lejos!

— Déjeme pensar... ¿Cuarenta?

— Casi.

— ¿Cuarenta y uno? — rio, igual y era más joven de lo que pensaba.

— Tengo cuarenta y cuatro ¿Luzco tan joven? Me alagas.

Los dos rieron alto, tan alto que quizá medio campus los escuchó, pero no les importaba.

(T/n) aceptó entonces de buena gana ir a comer con el profesor Jones. Lo siguió hasta el estacionamiento.

— La cafetería está por allá, Mr. Jones — señaló la joven.

— La comida de ahí es muy sosa, no tiene mucho sabor ¡Tengo una idea! ¿Vamos por una hamburguesa, o por pollo frito? Hace mucho que no como pollo frito... — Susurró lo último para sí.