— Bien, acuéstate aquí y no te levantes, viejo. Estarás mejor en menos de lo que esperas.
Alfred lo había llevado todo el camino hasta su casa, que no era nada más y nada menos que una hermosa casita en los suburbios. A decir verdad, para ser tan asquerosamente rico, vivía en un lugar bastante modesto. Hace años que no se paraba por ahí. Y bueno, no es como si fuera muy bienvenido.
— ¿Necesitas algo más, Arth? — Alfred lo miró amablemente, posando sus manos sobre su cintura, pareciendo terriblemente cansado de haberlo arrastrado por las escaleras hacia arriba.
— Ah, no me llames así, suena horrible — se quejó, frunciendo esas horriblemente espesas cejas. Después, tosió un poco y se dio la vuelta tapando casi por completo su cabeza con las sábanas color manta —. No necesito nada.
— Ok, supongo que, si aún puedes quejarte, quiere decir que estás medianamente bien — Jones sonrió de lado, un poco irritado de sólo haber escuchado quejas todo el camino —. Te dejo, tengo que dar una clase más en la tarde.
— Ajá... — respondió Arthur, acurrucándose aún más en sus sábanas sin voltear a verlo. Se sentía de un terrible mal humor, mucho más que de costumbre ¿Por qué carajos ese yankee tenía que ser tan amigable con él? ¡No necesitaba su amabilidad!
— ¡Oh, deja de portarte como un niño mimado! — respondió Alfred, entre molesto y condescendiente. Arrugó ligeramente su entrecejo y curvó la comisura de sus labios hacia el mentón — ¿Podrías pensar en positivo?
El profesor Kirkland apenas resopló ¡Lo que le faltaba! El gordo se había enfadado. Y era más molesto que una chinche —. Está bien... — suspiró, dejando su cuerpo caer de nuevo hacia el frente.
— Me alegra oír eso — le sonrió —. Ahora... Mañana iré a visitar a mis padres. Estaré fuera un mes o incluso un poco más ¿Seguro que no necesitas ayuda?
Arthur aún tenía una mirada mortífera paseándose en su rostro, casi venenosa —. Estoy bien, Jones. Anda, puedes irte — dijo, volteando su rostro hacia un costado para evitar esos ojos brillantes que tanto le incomodaban.
— Si me necesitas, llama. Vendré tan rápido como pueda — respondió, dirigiéndose a paso lento hacia la puerta de la habitación — ¡No te mueras en lo que no estoy! — gritó divertido en el pasillo con una risilla escapándose de sus labios.
— ¡Cállate y vete! — Arthur reunió fuerzas, tomó una almohada y la lanzó a la puerta entre abierta, dando justo contra la pared del pasillo —. Ese idiota... — murmuró para sí mismo. Justo después, se acomodó sobre su costado nuevamente. Sólo quería dormir, descansar y recuperarse.
Mr. Jones llegó casi terminando la hora de la clase. No quería llegar tarde, pero tampoco podía dejar a su colega en tan deplorable estado; parecía estar muriéndose y no hacer nada, para él, era poco moral.
— Hola, chicos. Disculpen que llegue tarde — dijo, entrando corriendo al aula 57B. Llevaba descuidadamente su portafolio abierto por la mitad, con las hojas a medio salirse —. Apenas pude llegar. Por favor, tomen asiento. Hoy sólo les daré sus notas finales y podrán irse — dijo, esperando que le creyeran... A decir verdad, no tenía preparada su clase. Pero no pasaría nada, era el último día después de todo.
Se sentó pesadamente sobre la silla de su escritorio y organizó rápido todas las hojas, buscando específicamente la lista de esa clase. Volteaba de cuando en cuando a ver a (T/n) quien sólo se encontraba mirando despistadamente a través de la ventana hacia su costado. Se sonrojaba, sintiendo sus mejillas arder, sin evitar pensar que quizá Kirkland tenía razón al sospechar tanto de él. Espabiló para después empezar a pasar lista. Conforme daba las calificaciones, los alumnos salían del aula. Todos menos (T/n) que, por cierto, había sacado una nota excelente.
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Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)
Fanfic(T/n) está estudiando la universidad, pero pronto se vuelve difícil mantener sus estudios. Un profesor muy amablemente le ofrece ayuda. ¿Cómo le irá a (T/n) de ahora en adelante? Nota: la imagen utilizada en la portada no es mía, yo sólo la edit...