Ruta b) Parte 3

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— Bien, acuéstate aquí y no te levantes, viejo. Estarás mejor en menos de lo que esperas.

Alfred lo había llevado todo el camino hasta su casa, que no era nada más y nada menos que una hermosa casita en los suburbios. A decir verdad, para ser tan asquerosamente rico, vivía en un lugar bastante modesto. Hace años que no se paraba por ahí. Y bueno, no es como si fuera muy bienvenido.

— ¿Necesitas algo más, Arth? — Alfred lo miró amablemente, posando sus manos sobre su cintura, pareciendo terriblemente cansado de haberlo arrastrado por las escaleras hacia arriba.

Ah, no me llames así, suena horrible — se quejó, frunciendo esas horriblemente espesas cejas. Después, tosió un poco y se dio la vuelta tapando casi por completo su cabeza con las sábanas color manta —. No necesito nada.

Ok, supongo que, si aún puedes quejarte, quiere decir que estás medianamente bien — Jones sonrió de lado, un poco irritado de sólo haber escuchado quejas todo el camino —. Te dejo, tengo que dar una clase más en la tarde.

— Ajá... — respondió Arthur, acurrucándose aún más en sus sábanas sin voltear a verlo. Se sentía de un terrible mal humor, mucho más que de costumbre ¿Por qué carajos ese yankee tenía que ser tan amigable con él? ¡No necesitaba su amabilidad!

— ¡Oh, deja de portarte como un niño mimado! — respondió Alfred, entre molesto y condescendiente. Arrugó ligeramente su entrecejo y curvó la comisura de sus labios hacia el mentón — ¿Podrías pensar en positivo?

El profesor Kirkland apenas resopló ¡Lo que le faltaba! El gordo se había enfadado. Y era más molesto que una chinche —. Está bien... — suspiró, dejando su cuerpo caer de nuevo hacia el frente.

— Me alegra oír eso — le sonrió —. Ahora... Mañana iré a visitar a mis padres. Estaré fuera un mes o incluso un poco más ¿Seguro que no necesitas ayuda?

Arthur aún tenía una mirada mortífera paseándose en su rostro, casi venenosa —. Estoy bien, Jones. Anda, puedes irte — dijo, volteando su rostro hacia un costado para evitar esos ojos brillantes que tanto le incomodaban.

— Si me necesitas, llama. Vendré tan rápido como pueda — respondió, dirigiéndose a paso lento hacia la puerta de la habitación — ¡No te mueras en lo que no estoy! — gritó divertido en el pasillo con una risilla escapándose de sus labios.

— ¡Cállate y vete! — Arthur reunió fuerzas, tomó una almohada y la lanzó a la puerta entre abierta, dando justo contra la pared del pasillo —. Ese idiota... — murmuró para sí mismo. Justo después, se acomodó sobre su costado nuevamente. Sólo quería dormir, descansar y recuperarse.

Mr. Jones llegó casi terminando la hora de la clase. No quería llegar tarde, pero tampoco podía dejar a su colega en tan deplorable estado; parecía estar muriéndose y no hacer nada, para él, era poco moral.

— Hola, chicos. Disculpen que llegue tarde — dijo, entrando corriendo al aula 57B. Llevaba descuidadamente su portafolio abierto por la mitad, con las hojas a medio salirse —. Apenas pude llegar. Por favor, tomen asiento. Hoy sólo les daré sus notas finales y podrán irse — dijo, esperando que le creyeran... A decir verdad, no tenía preparada su clase. Pero no pasaría nada, era el último día después de todo.

Se sentó pesadamente sobre la silla de su escritorio y organizó rápido todas las hojas, buscando específicamente la lista de esa clase. Volteaba de cuando en cuando a ver a (T/n) quien sólo se encontraba mirando despistadamente a través de la ventana hacia su costado. Se sonrojaba, sintiendo sus mejillas arder, sin evitar pensar que quizá Kirkland tenía razón al sospechar tanto de él. Espabiló para después empezar a pasar lista. Conforme daba las calificaciones, los alumnos salían del aula. Todos menos (T/n) que, por cierto, había sacado una nota excelente.

Teacher or Daddy (Hetalia x Lectora fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora