Después de semanas de tener la pierna limitada, finalmente me habían retirado los puntos y la escayola. Era una sensación increíble el poder mover mi pierna libremente de nuevo. Me sentía tan bien que podría correr un maratón en ese mismo momento, aunque sabía que Jackson no estaría de acuerdo conmigo.
Miré a Emily y le sonreí feliz. Caminé hasta donde estaba ella y me dio un gran abrazo, que me hizo sentir aún mejor.
— ¡Ahora sí podemos retomar nuestras noches de chicas e ir a bailar de nuevo! —exclamó Emily emocionada, me dio un abrazo efusivo y comenzó a dar saltitos de alegría sujetando mis manos.
— ¡Eso sería estupendo! —admití, contagiada por su entusiasmo y sonriendo ampliamente.
—Bueno... no quiero ser aguafiestas, pero creo que esa salida debe esperar. Recuerda, Nicol, poco a poco —señaló Jackson, recordándome que debía seguir cuidando mi pierna.
—Tampoco era que íbamos a ir ya mismo, ¡doctor! —respondió Emily un poco insolente.
— ¡Em! —la reprendí suavemente—. Claro, Jackson, así será. Tendré mucho cuidado y seguiré tus recomendaciones —afirmé, asegurándole que no tomaría riesgos innecesarios.
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—Bueno... esta excelente recuperación hay que celebrarla —exclamó Jackson con una amplia sonrisa.
—Me sumo a la propuesta —dije, para apoyar su idea.
—No sé ustedes, pero yo tengo hambre y conozco un buen restaurante. ¿Qué dicen si vamos a almorzar? —propuso Jackson, sugiriendo una forma de celebrar y compartir un buen momento juntos.
— ¡Estupenda idea, amigo! —dije entusiasmado por la propuesta de Jackson, quien siempre estaba dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad para disfrutar y pasar un buen rato—. ¿Qué dices, Nicol? ¿Te gustaría almorzar con nosotros?
—Uuum... no sé... si debería —respondió ella, mirando a Emily en busca de su opinión.
— ¿Qué dices, Emily? ¿Nos acompañas? —le pregunté, suplicando con los ojos que aceptara.
— ¡Almuerzo gratis! Claro que voy —comentó Emily sonriendo y guiñándome un ojo. Yo le sonreí agradecido por aceptar la invitación.
—Delia, por supuesto que tú también estás invitada —le dije, extendiéndole la invitación.
—Gracias, señor, pero no es necesario —respondió Delia con amabilidad, declinando mi invitación.
—Claro que sí, Delia —intervino Nicol—. Sin tu ayuda y tus cuidados no lo hubiera logrado. Me ayudaste muchísimo en este largo proceso y me encantaría que nos acompañaras. ¿Qué dices, te gustaría unirte a nosotros?
Nicol se acercó hasta ella y le tomó de las manos, expresando su gratitud por todo lo que había hecho por ella.
—Por favor, ¿di que sí? —le suplicó con una sonrisa.
—Está bien, señora. Si usted insiste, iré —respondió Delia con una sonrisa en el rostro, agradecida por la de cariño. Nicol la abrazó muy feliz en respuesta.
—Por favor, dime Nicol, no más "señora" —pidió amablemente, y Delia asintió con una sonrisa.
Ante esas emotivas y sinceras palabras, era imposible negarle algo a Nicol. Me tenía cautivado su sencillez y buen corazón. Me sentía afortunado por haberla conocido.
— ¡Claro que vienes con nosotros! —exclamó Jackson entusiasmado, agarrando a Delia por la cintura—. ¡Ven, acompáñame a firmar el alta para que quede libre la habitación y nos vamos a celebrar! ¡Ya regresamos! —añadió, saliendo de la habitación con una gran sonrisa en el rostro.

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Que La Marea Decida.
RomanceNicol es una mujer de treinta y cinco años con una vida realmente sencilla y tradicional que la consume y, en ocasiones, la llena de desdicha. Sin embargo, un giro del destino cambia su vida por completo cuando sufre un accidente que pone su mundo p...