Que La Marea Decida.

**** 21. Tocando Fondo. ****

Cuando desperté a la mañana siguiente, me di cuenta de que estaba sola en casa. Adrián ya había salido a trabajar. Doña Ana había dejado una nota en la cocina indicando que había ido al mercado a comprar frutas y vegetales frescos. Era una tarea que disfrutaba hacer, así que la dejábamos hacerla a su ritmo, aunque a veces intentábamos convencerla de que dejara que alguien más se encargara de eso. Pero al final, siempre terminábamos cediendo ante su perseverancia y determinación.

Annie aún dormía plácidamente, lo cual me alivió, ya que había sido una noche agitada para ella. Mientras tanto, yo me encaminé a la cocina para preparar una taza de café recién hecho. Sin embargo, justo cuando estaba colocando el agua caliente en la cafetera, el timbre sonó. Me apresuré a atender, y al abrir la puerta me encontré con Emily

—Buenos días, cariño —me saludó con una sonrisa cálida mientras se acercaba para darme un beso y un abrazo—, tu cara me dice que también tuviste una mala noche.

—Buenos días —le respondí juguetona—. ¿Cariño? ¿Te has contagiado de las mañas del Doctor Holland? —bromeé mientras le abría paso para que entrara en casa—. Pasa, acabo de hacer café.

Nos dirigimos juntas a la cocina y le serví una taza humeante de café recién hecho. Tomé la mía y me senté a su lado.

— ¡Uuuf! Esto es justo lo que necesitaba —agradece y le da un sorbo—. Ha sido una jornada larga y bastante peculiar. Y para aclarar, si estuve con el doctor Holland anoche, pero no como piensas. Ya quisiera él tener la oportunidad de probar este cuerpecito —ambas reímos por su broma—. Dejando los chismes a un lado, ¿cómo está mi princesita Annie? ¿Descansó bien?

—Annie está bien, durmió tranquilamente toda la noche y todavía sigue dormida —digo para tranquilizarla.

—Me alegra saber que Annie está bien. Me asusté muchísimo cuando me avisaron que estabas en emergencias con ella —dijo Emily con un suspiro de alivio, y yo asentí en respuesta.

—Lo sé. Cuando la vi arriba de ese tobogán, temí lo peor —dije y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al recordar la escena—, por fortuna solo fue un susto y las cosas no resultaron ser más graves.

— ¿Es cierto lo que dijo Annie? —preguntó Emily cambiando el tema, y supe de inmediato a qué se refería—, ¿Adrián y tú estaban discutiendo en el parque?

Asentí con la cabeza, sintiéndome avergonzada.

—Sí, lamentablemente tuvimos una discusión en el parque —confesé, preparándome para contarle los detalles de lo sucedido.

—Bueno... puedo imaginar cómo fue la escena —dijo Emily mientras me levantaba para servir más café en nuestras tazas—. Pero si estaba tan molesto contigo, ¿por qué mencionó anoche lo de tener otro bebé? —preguntó desconcertada.

—Realmente no lo sé —admití encogiéndome de hombros mientras daba un sorbo a mi café—, puede que lo haya dicho solo para molestar a Daniel —especulé, tratando de encontrar una explicación—. Pero debo decirte que tuve una conversación con él después de llegar del hospital —continué, y le conté sobre lo que habíamos hablado. La cara de Emily se iluminó de sorpresa mientras yo seguía hablando.

— ¡Eso sí que fue un giro de ciento ochenta grados! —exclamó Emily, claramente sorprendida por lo que le contaba.

—Sí, realmente lo fue, después de confesarle que había besado a Daniel, esperaba que me pidiera el divorcio o algo así —dije, recordando lo difícil que había sido tener esa conversación—. Pero, en cambio, me pidió una oportunidad. No esperaba esa reacción de su parte.

— ¿Vas a darle una oportunidad? —preguntó Emily mientras observaba por encima de su taza.

—Quizás... debería hacerlo —respondí vacilante, todavía sin estar segura de lo que quería hacer.