**** 25. Pasión y Deseo. ****

73 23 57
                                    

Los primeros días fueron los más duros, cuando Taylor me entregaba a diario el informe detallado de las actividades de Nicol, me resultaba doloroso verla sonreír en las fotos junto a su esposo e hija, pero tenía bien claro que esto no sería fácil.

Había tenido que viajar en varias oportunidades a Los Ángeles a resolver asuntos que requerían mi presencia, apenas los dejaba en orden regresaba nuevamente a Savannah. Quería estar cerca de Nicol por si me necesitaba, aunque ella no se había puesto en contacto conmigo, mantenía la esperanza de que lo hiciera.

Con el pasar de los días mi ánimo iba decayendo. Habían transcurrido varias semanas y Nicol no me llamaba, pasaba el día en su oficina y por las noches regresaba a su casa. Lo único que me mantenía cuerdo era la esperanza de estar con ella. Sin embargo, no dejaba de sentirme inquieto, no quería pensar en que Nicol se había rendido y de ser así tendría que aceptar mi derrota y regresar a Los Ángeles.

Estaba rumiando mis penas en el sofá cuando llamaron a la puerta, me levanté y fui a ver quién era.

—Jackson, hoy quiero estar solo. Por favor, vete —dije de mal humor al verlo de pie en la puerta. Agradecía si compañía, pero era exasperante su insistencia por sacarme de la casa.

—Lo siento, amigo mío, pero hoy te vienes conmigo. No voy a dejarte aquí solo con tus penas. Así que levanta ese ánimo.

Oí otro golpe en la puerta y me levanté para abrir, suponiendo que era Taylor.

—Buenas tardes, señor. Tengo nueva información. Es importante que la vea de inmediato —explicó con seriedad.

—Gracias, Taylor —respondí, mientras se retiraba. Abrí el sobre y quedé sorprendido por lo que contenía—. Ese maldito infeliz, ¿cómo se atreve?

— ¿Qué pasa? —preguntó Jackson, extendiendo la mano para ver las fotografías—. Bueno... esto cambia las cosas, ¿verdad?

— ¡Exactamente! Han cambiado las reglas del juego.

—Entonces, vamos a tomar un trago —dijo Jackson, levantándose—. Hay estrategias que planificar.

Suspiré con exasperación y me pasé las manos por el pelo, yo no quería salir, pero Jackson podía ser bastante molesto e intenso cuando se lo proponía.

━━━━━━━ ☆ ★ ☆ ━━━━━━━

Como ninguna de las dos se encontraba en condiciones de manejar, decidimos dejar mi automóvil en el estacionamiento y tomar un taxi hacia la discoteca. El lugar al que nos dirigimos era nuevo y altamente exclusivo, con acceso restringido solo a aquellos con reservaciones previas. Afortunadamente, las compañeras de trabajo de Emily tenían una zona VIP reservada y, aunque no nos habían incluido en la lista inicialmente, logramos entrar sin problemas. La discoteca estaba repleta esa noche y la música era espectacular.

Hacía mucho tiempo que Emily y yo no salíamos a bailar, así que en cuanto llegamos a la discoteca, saludamos a las chicas y de inmediato nos dejamos llevar por el ritmo de la música, y fuimos a la pista mientras las luces parpadeaban al compás de las canciones que sonaban estridentes por los altavoces. Bailamos sin parar, disfrutando cada momento hasta que nos sentimos sedientas. Empapadas de sudor, pero felices nos acercamos a la barra y Emily llamó al bartender.

—Dos shots de tequila y dos cervezas, por favor —dijo en voz alta para que el bartender pudiera escucharla.

En ese momento, alguien detrás de nosotras comenta.

— ¿No creen que es una combinación peligrosa?

—Solo si no sabes cómo tomarlo —respondió Emily con voz sexy.

Que La Marea Decida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora