Emily me ayudó a recoger las cosas de Adrián mientras le contaba lo que había sucedido.
—No puedo creerlo, ¿cómo pudo hacer algo así? —dijo Emily, mirándome con una mezcla de sorpresa y desaprobación—. Siempre pensé que era un hombre honesto y fiel.
—Lo sé, yo tampoco me lo esperaba —respondí, sintiendo cómo se me hacía un nudo en el estómago. Asentí con tristeza, todavía tratando de asimilar la noticia. Adrián ya no era ni la sombra del hombre amable y correcto del que me había enamorado hacía años atrás, nunca habría imaginado que sería capaz de algo así.
—Quién iba a decir que "el señor Don correcto" tenía una amante en tus propias narices y hasta llegó a embarazarla —exclamó Emily, con la boca aún abierta de incredulidad—. Pero ya sabes lo que dicen, nunca sabes lo que ocurre detrás de puertas cerradas.
—Supongo que nunca llegamos a conocer completamente a las personas —dije, tratando de encontrar una explicación.
Emily pareció reflexionar sobre mis palabras y asintió.
Terminamos de empacar las cosas de Adrián en silencio, con una sensación de decepción y tristeza que nos acompañó durante todo el proceso.
—Sí, definitivamente he aprendido que aunque te enamores profundamente, no debes perder tu esencia. Quizás cambiar algunos hábitos por otros, pero tener que transformar tu forma de ser al cien por ciento por otra persona no vale la pena. Además, si necesitas cambiar quién eres para estar con alguien, eso significa que estás con la persona equivocada.
—De verdad que estoy sorprendida. ¿Qué le has hecho a Nicol? ¿Dónde está mi amiga? —bromeaba Emily con guasa—. No, hablando en serio, estoy muy feliz por este cambio que has dado. Todos necesitamos tener paz, y tú has encontrado la tuya.
—Así es, Em, justo así es como me siento. En paz conmigo misma.
—Bueno... Y qué va a pasar ahora con la empresa. ¿Seguirás trabajando?
—No, no quiero volver a poner un pie en la oficina. No puedo seguir trabajando con alguien que me ha mentido de esa manera.
—Entiendo, pero aun así tienes derecho a la mitad de la empresa, ¿verdad?
—Sí, por supuesto. Pero no quiero tener nada que ver con Adrián ni con su parte del negocio. Me encargaré de cobrar mis ingresos a distancia y dejaré que el abogado se ocupe del resto.
— ¿Y no crees que deberías hablar con él para finiquitar lo de la empresa?
—No, en este momento no quiero ver su cara ni tener esa conversación. Ahora es problema de Sandra, que ella se encargue de lidiar con Adrián.
Después de recoger las pertenencias de Adrián, decidí enviarlas a la oficina en un taxi. No quería tener ningún tipo de contacto con él en ese momento y preferí mantener mi distancia.
Ya era tarde y estaba agotada. Necesitaba un descanso urgente. Acompañe a Emily hasta la puerta, no sin antes agradecerle por su ayuda.
—Gracias Em. No sé qué haría sin ti. Eres la mejor amiga que alguien podría tener.
— ¡Aw, qué linda eres! Pero no abuses, ¿eh? Me has tenido de esclava toda la tarde, recogiendo cosas.
—Tienes razón —dije sonriendo—, pero no te preocupes, la próxima vez te compensaré de alguna manera.
— ¡Espero que así sea! Pero hablando en serio, ¿quieres que te ayude con algo más?
—No, gracias. Ya has hecho demasiado. Pero sabes qué, estaba pensando en remodelar mi habitación. ¿Quieres ir de compras mañana para elegir algunas cosas?
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Que La Marea Decida.
RomanceNicol es una mujer de treinta y cinco años con una vida realmente sencilla y tradicional que la consume y, en ocasiones, la llena de desdicha. Sin embargo, un giro del destino cambia su vida por completo cuando sufre un accidente que pone su mundo p...