Abro mis ojos y veo a Emily a mi lado, sosteniendo una enorme taza de café. Vuelvo a cerrarlos y disfruto del aroma.
—Dime que hay una para mí, por favor —le pido, sabiendo que Emily siempre tiene un café a mano cuando lo necesito. Inhalo profundamente, disfrutando del aroma del café recién hecho—. ¡Umm! Eso huele delicioso.
Emily sonríe y me muestra la taza de café.
—Pensé que no te vería despierta antes de irme al hospital —dice mientras me ayuda a sentarme, entregándome una taza más pequeña de café que siento caliente al tacto.
—No me di cuenta cuando me quedé dormida anoche. ¿Qué hora es? —pregunto mientras doy un sorbo a mi café y me quejo—. ¡Oye! Sabes que me gusta fuerte. Me siento estafada.
Emily sonrió ante mí reacción, sabía que siempre me quejaba del café cuando no estaba lo suficientemente fuerte.
—Son las siete de la mañana. El médico dejó bien claro en las indicaciones que nada de cafeína, así que no te quejes —respondió ocultando una sonrisa detrás de su taza. Me doy cuenta de que está disfrutando su café de manera exagerada para molestarme. La miro con los ojos entrecerrados, sintiendo envidia de su café que debe estar delicioso, pero ella me ignora y continúa: —. Sabes que los medicamentos que te recetó son bastante fuertes, por lo que veo, te quiere fuera de combate por unos días. Por eso te dormiste anoche sin darte cuenta.
— ¡Aaah! Con razón, eso lo explica todo. Por cierto, ¿qué pasó anoche después de que Morfeo me llevara a su reino? —pregunté con curiosidad, tratando de recordar los eventos de la noche anterior.
—Bueno, Daniel me hizo prometer que estaría muy pendiente de ti. ¡Ese hombre se veía muy preocupado por ti! Me di cuenta de que no quería dejarte anoche, pero la cara de Adrián era de pocos amigos, así que tuvo que irse. Por cierto, este último ni se preocupó la mitad de lo que lo hizo Daniel. Hasta dejó que pasaras la noche aquí.
—Sabes Emily, me sorprende ver que Adrián no haya sido más considerado conmigo viendo mi estado. Me pregunto si su actitud es un reflejo de cómo se siente en realidad sobre nuestro matrimonio. Es desconcertante. Me hace cuestionar si realmente me valora o si hay algo más detrás de su comportamiento —hice una pausa mientras le daba un sorbo a mi café.
— ¿Qué sucedió con Adrián? ¿Por qué estaba así anoche?
—Antes de salir a correr, tuvimos una fuerte discusión y que me viera llegar con Daniel, no le hizo mucha gracia —le explico, tratando de encontrarle sentido al comportamiento de Adrián.
—Deja de excusarlo, no estabas en una fiesta. Mira tú estado.
—Tienes razón, Emily. Con Adrián todo siempre es complicado.
—Lo sé, pero no puedes dejar que esto te afecte demasiado. Tienes que hablar con él y resolver las cosas de una vez por todas.
— Lo sé —respondo soltando un suspiro—. ¿Está aquí o ya se fue a la oficina?
—Doña Ana me dijo que hoy se fue más temprano de lo habitual. Y ella fue a llevar a Annie a la escuela.
En ese momento, alguien llama a la puerta y ella se levanta para abrir.
—Buenos días, Emily. ¿Puedo pasar?
Escucho la voz de Daniel en la entrada y me giro para mirarlo. Me sorprende verlo allí de pie, va vestido tan galante como siempre.
— ¡Buenos días, Daniel! Claro que sí, adelante —responde Emily con entusiasmo mientras se hace a un lado para darle acceso.
Aunque su presencia me alegra, noto que no me devuelve la sonrisa. Frunce el ceño y continúa hablando con Emily.
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Que La Marea Decida.
RomantizmNicol es una mujer de treinta y cinco años con una vida realmente sencilla y tradicional que la consume y, en ocasiones, la llena de desdicha. Sin embargo, un giro del destino cambia su vida por completo cuando sufre un accidente que pone su mundo p...