Ilusiones prestadas

Capítulo 9

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Febrero 3, 1997

Hewon se ha vuelto a casar. Ji Sung, su marido durante veinte años, ha muerto hace tan sólo seis meses...

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Lisa estaba preparándose para salir hacia el hospital cuando Jungkook llegó a casa ese lunes.

Había pasado la noche de guardia en el hospital y había sido durísimo. Había perdido a un niño de ocho años que había llegado víctima de un accidente de tránsito, y eso era un golpe muy duro.

Lisa se acercó a él para abrazarlo.

— Oh, cariño, lo siento — susurró en su oído.

Agotado la rodeó con sus brazos inspirando su familiar aroma.

— ¿Cómo estás? — preguntó separándose de él para mirarle.

— No te preocupes — sonrió con tristeza. — Estaré bien.

— Quisiera quedarme contigo pero hoy tengo un par de cirugías importantes.

— No hace falta, cariño, de verdad. Estaré bien. Lamentablemente no es la primera vez que sucede.

— Lo sé, pero es duro.

— Lo es, pero no te preocupes por mí. De verdad que estaré bien — dijo besándola para despedirse antes de meterse a la ducha.

Salió de la ducha y pensó en salir a correr.

Cuando había entrado a la universidad había estado viviendo con Namjoon cerca de Hongdae. Aún tenía allí el pequeño monoambiente que había comprado con ayuda de Joon Hyung y que actualmente acostumbraba alquilar por días o semanas a turistas. Desde entonces estaba acostumbrado a correr por la zona aunque tuviera que conducir hasta allí. Cogió las llaves del coche y salió.

Estaba demasiado nervioso así que se decidió a comprar un paquete de cigarrillos. Era una costumbre que estaba intentando desterrar de su vida, pero en días como ese le resultaba imposible.

Sacó la cartera en busca de monedas para pagar el paquete de Marlboro cuando encontró un papel que le estremeció.

Habían pasado dos semanas desde que había visto a Jimin. Los primeros días había pensado mucho en él.

Pensando en llamarlo había conseguido su teléfono en el ordenador del hospital.

Aunque, pensando en Lisa y también en el novio de Jimin no se había atrevido a hacerlo, pero tampoco se había deshecho del número.

Y allí estaba su número de teléfono, quemándole en los dedos.

Encendió un cigarrillo y se recostó en el capó de su auto plateado. Sacó su teléfono móvil y marcó el número.

Después de dos tonos de llamada, la voz de Jimin le contestó.

Era muy temprano pero Jimin acostumbraba levantarse pronto para salir a correr y allí estaba entonces en el rio Han.

— ¿Diga? — saludó intrigado por ese número desconocido.

— Hola, ¿Jimin? — saludó Jungkook después de un momento.

El corazón del chico se aceleró y no fue a causa de la carrera que había realizado.

— ¿Jungkook? — preguntó sorprendido.— Hola.

— Hola — respondió él sintiéndose un poco idiota, un poco acosador. — Lo siento, tal vez no debía llamarte...

— Hey, no, claro que no, ¿por qué no? — le interrumpió intentando impedir que cortase la comunicación. — Sólo me sorprendió tu llamada.