Capítulo 48

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Febrero 22, 1999

Lo malo de meterle mano a una bailarina en una sala de baile, es que están llenas de espejos y tu pareja lo vería reflejado cientos de veces.

Hoy vi a Min Ho con sus manos bajo el maillot de Gianna. No fui capaz de decirle nada cuando llegó a casa, pero estaba seguro de que él diría que debíamos dejarlo.

Le hubiera dejado marchar, aunque me doliera.

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— ¿Cómo estás, cariño? — dijo Jungkook preocupado sosteniendo su cabello mientras él se volcaba sobre el retrete. — Puedo cancelar, Jimin.

Los últimos días estaban resultando duros para Jimin. Los síntomas del embarazo se habían vuelto más incómodos al llegar a su décima semana de embarazo.

Desde entonces, cada mañana se veía obligado a correr al lavabo nada más al despertar.

Ese día tenía visita con su ginecólogo, y los Jeon habían insistido en cenar juntos, así que los planes eran ésos.

— No, no hace falta — rechazó. — Estaré bien.

— ¿Estás seguro, cariño?

— Sí — dijo poniéndose de pie. — Anda, vete que llegarás tarde al hospital.

— De acuerdo. Cuando llegues al hospital, llámame y te veré en la consulta.

— Lo haré — aseguró. — Vamos, Jungkook, vete ya.

— Ok, ok — rio saliendo del baño tras él. — Te amo.

— Y yo a ti.

— Intenta comer algo cuando sientas el estómago asentado.

— Lo haré — resopló acompañándole a la puerta.

Cuando entró al hospital al final de la mañana, le envió un mensaje a Jungkook para decirle que le estaría esperando en el ala de ginecología.

Jungkook estaba con un paciente que había llegado de urgencias y tardaría unos minutos en reunirse con él.

Cuando giró por el pasillo de ginecología, su encuentro más temido se hizo realidad.

Junto al mostrador de admisiones, Choi Lisa llenaba unos formularios.

Jimin detuvo su andar sin saber cómo continuar. Lisa levantó la vista al notar la presencia y su rostro se conmocionó al reconocerlo.

— Buenos días — saludó Jimin acercándose al mostrador donde la recepcionista recibía los pacientes.

— Buenos días — lo saludaron ambas mujeres.

— Tenía una cita con el doctor Lee — dijo a la recepcionista. — Park Jimin.

La mujer introdujo los datos en el ordenador y se volvió hacia el con una sonrisa amable.

— Aquí está, señor Park. El doctor Lee ha tenido que asistir un parto de urgencia así que se retrasará unos minutos, pero puede esperarle en la sala de espera y le llamará.

— Gracias — aceptó sin levantar la vista, para evitar a Lisa que lo miraba sin tapujos.

Se dirigió a la sala y se sentó en una de las sillas mientras cogía una revista sobre embarazos y la abría simulando prestarle atención, ya que no era capaz de concentrarse más que en evitar cruzarse con Lisa.

Ilusiones prestadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora