Ilusiones prestadas

Capítulo 39

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Enero 26, 1990

Nayeon baila de una forma increíble.

Hoy nos explicó que cuando era más joven bailaba para el Seúl Ballet Theatre.

Se retiró cuando decidió que quería una familia.

No pudo tener hijos, así que abrió su propia academia y que ahora tiene quince hijos.

No lo entiendo, pero asegura que no se ha arrepentido ni una sola vez en toda su vida.

Yo no creo que pudiera hacerlo.

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Jungkook se paseaba nervioso por el departamento cuando finalmente la puerta se abrió.

Jimin le observó dubitativo y él soltó el aire que llevaba guardando sin darse cuenta.

— Jimin, cariño, por Dios — gimió yendo hasta él y rodeándolo con sus brazos.

Escondió el rostro en su cuello y aspiró su dulce aroma que tenía la extraña cualidad de calmarle.

— Por Dios, Minnie, ¿dónde estabas, cariño? Llevo llamándote no sé cuánto tiempo.

— Lo siento, Jungkook. Estaba un poco... no sé... sólo estuve dando vueltas por ahí...

— Oh, por Dios, Jimin. No vuelvas a hacerme esto, cariño. Si necesitas alejarte sólo dímelo, no desaparezcas. No sabía qué hacer, a quién llamar...

— Lo siento, Jungkook — volvió a disculparse.

— Está bien — sonrió él separándose de el para observarlo. — ¿Tú estás bien?

— Sí — sonrió con timidez — pero tenemos que hablar.

Él asintió y caminó con él hasta el sofá.

— ¿Quieres tomar algo? — ofreció y a él le extrañó que no le preguntara sobre qué tenían que hablar o cómo le había ido en su reunión con Siwon.

— No, gracias — respondió dudoso.

— ¿Seguro? Puedo prepararte algo. — entonces lo supo.

Jungkook lo sabía.

— Lo sabes — aventuró y el hecho de que no le contestara se lo confirmó. — Lo sabes — repitió. — ¿Ella te lo dijo? ¿Fue Lisa? ¿O lo viste en mi historial?

— Hey, tranquilo, cariño. Sé que no debió hacerlo, estuvo mal y no pienso justificarla, pero sí, Lisa me lo dijo.

— No tenía derecho a hacerlo — se quejó.

— No lo tenía — reconoció. — No lo tenía y no voy a justificarla, pero te diré lo que ella me dijo. Dijo que temía que tú te practicaras un aborto sin comunicármelo, y no quería que yo no lo supiera.

— ¿Cree que me haría un aborto sin hablar con el padre del niño? ¿Qué clase de persona piensa que soy? — respondió indignado.

— No te conoce, cariño.

— Desde luego que no me conoce. Pero yo mismo le dije que no te ocultaría algo así.

— Hey, cariño, Minnie — le dijo tomando su fino rostro entre sus manos. — No importa.

— Claro que sí, no tenía derecho a hacerlo.

— Supongo que fue su pequeña venganza, Minnie. Supongo que fue la única forma que vio de desquitarse por lo que nosotros hicimos. No permitir que disfrutáramos de la sorpresa. — le miró comprensivo al fin. — Pero eso no importa, Jimin. Lo que importa es que estás embarazado — murmuró llevando una de sus manos al plano vientre del chico.— Estás esperando un bebé, mi bebé, nuestro bebé.