Ilusiones prestadas

Capítulo 40

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Noviembre 08, 1998

Gianna. Min Ho.

Odio estar todo el tiempo pensando que hay algo entre ellos, pero no puedo evitarlo.

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— Creo que lo de atiborrarme de pasta no fue una buena idea después de todo — reconoció recostado sobre el pecho de Jungkook.

Finalmente habían cenado en un restaurante italiano, pero tanta comida no le había sentado del todo bien.

— ¿Quieres que te prepare un té digestivo?

— No. Se me pasará pronto.

— ¿Estás seguro, cariño?

— Sí, sólo voy a quedarme tumbado un momento, seguro se me pasará.

— ¿Cuándo te reunirás con Siwon? — le preguntó después de un momento.

— Mañana.

— ¿Qué vas a decirle?

— No lo sé. Empezaré por decirle que estoy embarazado y seguiré desde allí.

— ¿Y Hewon? — preguntó temeroso.

— Buff. Esa charla será más difícil.

— Quiero acompañarte.

— No creo que sea lo más conveniente, Jungkook.

— Soy el padre del bebé, cariño.

— Lo sé, pero ya conoces a mi madre.

— Por eso mismo no quiero que te enfrentes a ella tú solo.

— Será lo mejor.

Puso un dedo bajo su mentón obligándolo a mirarle.

— ¿Estás seguro?

— Completamente — aseveró pero la mirada de Jungkook, con los ojos entrecerrados, le hizo sonreír. — Bueno, no estoy completamente seguro pero creo que es lo que debo hacer.

— Sabes que quiero estar contigo en todo, ¿verdad?

— Lo sé, Jungkook, pero también creo que tendremos que ir poco a poco. Primero déjame hablarlo con mi jefe. Luego probaré con mi madre, y de allí en más iremos viendo.

— De acuerdo, pero quiero que recuerdes que estamos juntos.

— Lo sé, Jungkook. No sé si podría hacerlo si no estuviera seguro de eso.

El día siguiente estuvo marcado por decisiones trascendentes para ambos.

La reunión con Siwon fue demasiado intensa para Jimin.

— No entendí bien — dijo el hombre después de que le soltara su bomba. — ¿Dices que estás embarazado?

— Sí — reconoció retorciendo sus manos en su regazo

— Mierda — exclamó el hombre perdiendo la habitual compostura que le caracterizaba, aunque sólo por un momento — ¿Desde cuándo?

— Tengo unas cuatro semanas de embarazo. El bebé debería nacer para mediados de agosto.

— De acuerdo — dijo respirando profundamente. — Bien, Jimin, seamos claros. ¿Piensas seguir adelante con el embarazo?

— Sí