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— Es fantástico verte de nuevo. —Jennie por fin soltó a Lisa y se limpió las lágrimas.

— Es genial verte a ti también. —Lisa cogió a Jennie de las manos y le echó un vistazo. —Se te ve mucho mejor. —Se calló un momento cuando sus ojos se vieron absorbidos por los de Jennie. El blanco de su iris era claro ahora en vez de llenos de sangre, haciendo que el cafe resaltara más. — ¿Cómo estás?

— Lo sobrellevo —dijo. —Todavía no estoy ahí pero estoy trabajando en ello.

— Estás sonriendo, eso es un comienzo. —Lisa se maravilló de lo guapa que estaba Jennie con ropa de gimnasio, vestida de sport y de incógnito. Se preguntó si alguien la había reconocido cuando entró. Era poco probable que sus alumnos hicieran un escándalo sobre el hecho de que Jennie estuviera aquí, incluso si la habían visto. Las clases de Lisa no eran baratas y la mayoría de su clientela eran adinerados, en los treinta o mayores, y no el tipo de personas de empezar a enamorarse de alguien famosa.

— No creo que nadie me haya visto entrar —dijo, como si le hubiera leído la mente. —He sido extra cuidadosa; no quería arrastrar a los paparazzi a tu puerta.

— No te preocupes por eso. —Lisa cogió la bolsa que Jennie le acercó e hizo un gesto hacia afuera. —El jardín trasero está cerrado ahora, así que lo tenemos para nosotras si quieres un café o un zumo recién hecho.

— Claro. Me vendría bien un café fuerte. Acabo de despertarme y todavía no he tomado mi dosis de cafeína.

— Acabas de despertarte, ¿eh? No lo parece. —Lisa cerró la puerta del estudio y la condujo a su oficina. Probablemente era más inteligente usar su propia cafetera así no tendrían que esperar en el bar de zumos porque tendía a llenarse. —Bueno, ¿ruedas hoy?

— Tengo el día libre pero he quedado con mi mánager más tarde. ¿Y tú?

— Tengo otra clase a las dos pero estoy libre hasta entonces. — Lisa abrió la puerta de su oficina y saludó a Rose con la mano mientras ponía la bolsa de la tintorería detrás de la mesa. — Hola, solete.

—Hola.

Los ojos de Rose fueron de Lisa a Jennie y de nuevo a Lisa. No se inmutó pero Lisa pudo ver que aparecían manchas rojas en su cara, que se expandían por el cuello.

— Rose, esta es Jennie. Jennie, esta es mi amiga Rose, la mánager de Pure Studio —dijo Lisa, mientras ponía dos tazas de café bajo la cafetera.

—Hola Jennie, encantada de conocerte. ¿Vas a inscribirte hoy? —le preguntó.

Jennie negó con la cabeza y señaló a Lisa.

— No, solo he venido a devolverle unas cosas a Lisa. Es un sitio agradable, debéis estar orgullosas.

—Todo es obra de Lisa—dijo Rose, sus más de veinte pulseras tintineando como si fueran despertadores de ángel cuando se apartó un mechón de su pelo largo y oscuro de la cara. —Yo solo me aseguro de que las cosas fluyan.

— No es verdad. —Levantó la leche con almendras y puso un poco en la taza de Jennie cuando ésta asintió. —Rose es todo lo que yo no soy y no podría haber hecho esto sin ella. Vive y respira Pure Studio. Yo solo doy clases. —Le acercó una de las tazas a Jennie y cogió un juego de llaves de la mesa. — ¿Azúcar?

— No, gracias.

Lisa soltó una risita.

— Es un alivio porque no tenemos, por lo menos aquí no. —Pensó que sería mejor salir de allí porque no quería que Rose empezara a hacer preguntas extrañas sobre cómo se habían conocido. —Vamos al jardín —dijo, dirigiéndole una sonrisa sobre su hombro. —Nos vemos luego.

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora