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— Tienes razón. —La voz de Jennie era suave y dulce. — Necesitamos hablar. He tenido sentimientos por ti durante un tiempo, y después de anoche, siento que se han multiplicado por diez. —Vio cómo el alivio cubría la cara de Lisa cuando lo dijo. — Quiero estar contigo, pero realmente no sé cómo estar con alguien. Nunca he hecho eso de salir con alguien y ni siquiera he salido del armario.

— Lo estás haciendo bien. —Lisa sonrió. —Podemos tomárnoslo con calma y nadie necesita saber sobre nosotras.

— Eso, de alguna manera, no me parece justo para ti —dijo. —Tú estás tan cómoda contigo misma y que tú estés saliendo con una mujer que está dentro del armario...

— No me importa. Tampoco es que vaya a ser diferente a como solíamos quedar, aparte de que podríamos pasar muchas noches juntas. —Lisa cogió la mano de Jennie y la besó. —Oye, no quiero presionarte a hacer nada. Eso no es por lo que quería hablar. Saber que sientes lo mismo por mí es suficiente, y si eso significa que podemos vernos una o dos veces a la semana en la privacidad de nuestras casas, soy feliz con eso mientras que pueda despertarme contigo.

— ¿De verdad?

— Sí, de verdad. Necesitas tomarte tu tiempo y esto... —Lisa hizo un gesto entre las dos. —Esto no quiere decir que yo espere a que salgas del armario.

— Ya sé que no lo esperas pero yo quiero, con el tiempo. Todo ha cambiado. Me siento diferente. Me siento increíble. —Suspiró. — Sobre todo estoy preocupada por ti. La vida en el foco de atención no es fácil. No para mí, pero especialmente no para alguien nuevo. Puede romper a la gente.

— No te preocupes por mí —le dijo Lisa, depositando otro beso en su frente. —Antes de que nada de eso ocurra, tú tendrás que lidiar con salir del armario primero. Nada va a ocurrir hasta que lo hagas, en el momento que tú decidas, cuando tú quieras. Y si no lo haces, también es decisión tuya y eso para mí está bien. Mientras tanto, mis labios están sellados. —Se rió entre dientes. —Y después de eso también, porque no tengo nada que decir a esos cabrones. Y seamos sinceras. A nadie le interesa una profesora de yoga de todos modos. Pronto se aburrirán de escribir sobre mí.

Jennie se rió, haciendo desaparecer la seriedad de su rostro.

— No sé yo sobre eso, eres bastante atractiva.

Lisa sonrió.

— Me alegra que pienses eso, pero no creo que eso sea suficiente para empezar a acosarme durante un tiempo largo.

— Quizás no, pero no tendremos ni un momento para nosotras si estamos en un lugar público juntas, esa es la realidad. Me dijiste que te gustaba tu privacidad, así que solo quiero que sepas en lo que posiblemente te estás metiendo.

— Nos enfrentaremos a eso cuando lleguemos allí.

Lisa tiró de Jennie y la puso encima y suspiró, la sensación de su cuerpo cálido y dispuesto sobre ella y su sonrisa le quitaron cualquier duda que pudiera persistir.

— Mientras sepa que sientes lo mismo, no me importa. Tomemos esto tal como viene y lidiemos con ello juntas, ¿vale?

— Vale. —Jennie la besó y colocó una pierna entre sus muslos. — Ahora, por favor, haz otra vez eso que hiciste anoche. —Jennie jugueteando rozó sus labios sobre los de Lisa. —Ya sabes, eso que haces con tu lengua.

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— ¿Quieres que salgamos un rato? —Jennie se apoyó en Lisa, que estaba leyendo en uno de los sillones al lado de la piscina.

Habían pasado la mañana desempacando las cosas personales de Jennie, y Sid las había ayudado volviendo a poner sus fotos antiguas en la pared. Dentro todavía había cajas apiladas en el pasillo pero no había prisa y Jennie no quería pasar demasiado de su precioso tiempo con eso.

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora