4

1K 76 4
                                    

Lisa la observó. No sabía qué creer. No conocía a Jennie y Jennie tampoco la conocía a ella.

Francamente, no era asunto suyo. Pero algo en la manera en que Jennie le imploraba con sus ojos la empujaba a creer que estaba diciendo la verdad. No te dejes engañar. Es actriz.

—Me alegra oír eso. Aún así, todavía necesitas ayuda profesional.

— Lo sé.

—¿Tienes un terapeuta? —Lisa no pretendía ser entrometida pero Jennie parecía estar abierta a hablar y quizás eso era lo que necesitaba ahora.

Jennie asintió.

—Sí, pero no he sido completamente honesta con él. Tengo problemas para confiar en la gente. Supongo que eso hace fracasar todo el sentido de la terapia, mentir a tu terapeuta. —Hizo una pausa. —Me recetaron antidepresivos el año pasado pero me hacían sentir rara, así que dejé de tomarlos después de un par de semanas. Supongo que esperaba sentirme mejor con el tiempo. Nunca pasó, solo me hizo sentir peor.

—Necesitas darle tiempo para que funcione —dijo. —Y si no funcionan para ti, hay otros tipos de medicamentos a los que puedes cambiarte. Créeme, he probado tres tipos de pastillas diferentes. No te harán feliz, pero pueden hacer posible que lo superes y ayudarte a ti misma. —Tomó un sorbo de su café, y pensó, una vez más, en el peor año de su vida. Ahora estaba bien y había seguido con su vida, pero después de anoche, cualquier detalle pequeño volvía a su memoria, y recordó la primera vez que se rompió estando en terapia. —Yo tenía una terapeuta muy buena, hace años. Me ayudó de verdad. Puedo darte sus datos si quieres. No es una terapeuta famosa de las estrellas, por supuesto, pero marcó toda la diferencia para mí.

—Gracias. Me gustaría eso. —movió los huevos revueltos por el plato y se forzó a tomar otro bocado. —¿Por qué estabas en terapia?

—Perdí a mi madre y no pude sobrellevarlo. —Lisa se preguntaba por qué estaba compartiendo detalles tan íntimos con alguien a quien no conocía. A pesar de ser una persona bastante privada, se había abierto a Jennie sin habérselo pensado dos veces.

—Lo siento.

—Ya, yo también. Pero eso fue hace mucho tiempo y ahora estoy bien. Tú también te encontrarás bien, aunque ahora parezca impensable. —Jennie asintió y se quedó mirando al mar. Tenía una mirada distante en sus ojos y Lisa se preguntó qué le pasaría por la cabeza.

—¿Por qué así? —preguntó. —¿Por qué meterte en el mar? ¿Y por qué aquí?

—Me gusta el mar y me gusta este sitio —fue la simple respuesta de Jennie —Estuve conduciendo sin rumbo durante horas, hace tres noches, y me sentí atraída por este lugar. Y parecía... — sacudió la cabeza. —Ya sé que parece estúpido y ahora lo veo, pero pensé que era la forma apropiada de acabar con mi vida. No quería tomar una sobredosis o cortarme las venas en la bañera. Quería ser llevada hasta la orilla.

Lisa se movió en su asiento mientras su expresión se endurecía.

—¿Hablas en serio? ¿Creías que morir de esa manera sería romántico o algo así? —Intentó calmarse pero la ira que brotó de repente en ella era demasiado fuerte para combatirlo. Después de la muerte de su madre, se había torturado investigando ahogamientos en internet, como si así pudiera encontrar respuestas. —¿De verdad creíste que estarías toda guapa con tu vestido blanco cuando te encontraran? Pues déjame decirte, estarías muy lejos de estar guapa. Y déjame decirte algo más, el ahogamiento es considerada una de las peores formas de morir.

—Lo sé. No estaba exactamente pensado con mucha claridad. —Se limpió una lágrima, puso el tenedor sobre la mesa y se levantó. —Lo siento, no debería molestarte más. Me iré a casa.

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora