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— Nunca te he preguntado por qué demonios estás soltera —dijo Jennie, perpleja de verdad—. Ni siquiera sabía con seguridad que eras lesbiana hasta que me lo dijiste. Aunque sí tenía la sensación de que lo eras.

— Oh... ¿Cómo lo adivinaste? —Lisa hizo todo lo posible por sonar casual mientras cortaba la pizza casera en triángulos antes de ponerlos en un plato grande.

¿Había sido entonces tan obvio? Se sintió frustrada por claramente, no haber podido ocultar su atracción por Jennie.

— No sé, solo una sensación que tuve cuando te vi, aquel primer día después de... ya sabes... Cuando te vi en tu estudio de yoga. — Jennie tragó saliva fuertemente y sacudió la cabeza. —No importa, quizás me lo imaginé.

— No, por favor, continúa. Quiero saberlo.

Su corazón latía en su garganta mientras rociaba rúcula sobre el queso de cabra y la pizza de verduras a la parrilla, luego echó aceite de chile sobre los trozos en un intento por distraerse de la loca conversación que había salido de la nada. Cuando levantó la vista, los dedos estaban golpeando la superficie de madera de la isla de la cocina, revelando sus nervios.

— Vale.

Jennie tomó aire profundamente cuando sus ojos se encontraron con los de Lisa.

— Solo una sensación que recibí de ti. —Mantuvo su mirada fija, haciéndole saber que no tenía miedo de hablar. —Una energía. Así que es obvio que te encuentro atractiva.

Jennie sacudió la cabeza.

— No lo sabía hasta ahora, pero me alegro de que me lo hayas dicho.

Lisa pareció sorprendida cuando dejó de preocuparse por las hojas de rúcula y empujó el plato con la pizza a un lado.

— No quiero nada de ti, Jennie. Me gusta nuestra amistad, y no quiero que te sientas incómoda conmigo. Lo siento si te he hecho sentir así.

— No estoy incómoda para nada —contestó Jennie sinceramente. —Me haces sentir genial y me entiendes como nadie. Me... Me gusta cuando me miras como lo haces algunas veces. —Jennie se dio cuenta de que estaba golpeando con los dedos y se detuvo. Vio oscurecerse los ojos de Lisa, primero con confusión y luego con algo más, algo que Jennie no había visto antes, deseo.

— ¿Has sentido alguna vez algo por una mujer?

Jennie asintió lentamente.

— Cinco, seis veces —dijo, bajando la voz. —Pero nunca he tenido una relación con una mujer.

Vio a Lisa fruncir el ceño aún más confundida. Sus labios eran bonitos cuando los fruncía de la forma que lo estaba haciendo ahora. Su labio superior se curvó hacia arriba solo un poquito, haciendo su boca casi irresistible, y en ese momento, Jennie se moría por besarla. Pero estaba horrorizada por las consecuencias.

Lisa era la única amiga de verdad que tenía, y era la única persona que la hacía sentir normal y le daba algo de estabilidad. No podía arriesgarse a perder eso.

Lisa se mantuvo en silencio durante un momento que pareció eterno, observando a Jennie mientras tomaba otro sorbo de su vino.

Jennie sabía que sentía sus dudas y la vio tomar aire profundamente como si tratara de recomponerse.

— ¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? —le preguntó por fin. — ¿Cuánto tiempo hace que sabes que eres lesbiana?

Jennie se encogió de hombros.

— Desde siempre, supongo.

De nuevo Lisa le dirigió otra mirada de sorpresa. De alguna manera, Jennie esperaba un discurso de cómo tenía que ser fiel a uno mismo, pero en vez de eso, la expresión de Lisa se suavizó.

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora