22

931 60 2
                                    

Sus caderas se contoneaban de manera seductora mientras se dirigía a su habitación, donde encendió las dos lámparas de la mesita de noche. De pie junto a la cama, le temblaban las manos mientras tiraba de los tirantes de la parte de arriba de su bikini hasta que cayó al suelo. Estaba nerviosa y excitada y parecía no tener ya control sobre su cuerpo. Bajó sus manos hasta las tiras del bikini en sus caderas, tirando de ellas al mismo tiempo, haciendo que la braga del bikini cayera también al suelo mientras miraba a Lisa, que la miraba desde la puerta.

— Eres tan hermosa.

Los labios de Lisa se separaron mientras miraba sus pechos, luego se encontró con sus ojos.

La habitación de Jennie estaba bañada en una luz suave, los tonos armoniosos rosados expandiéndose sobre las sábanas de satén. El brillo seductor de las lámparas de la mesita de noche hacia que su pelo sedoso pareciera de color melocotón y su piel oscura y luminosa.

Se desató su propio bikini y se lo quitó, luego cruzó la habitación, cerrando la distancia entre ellas. Levantando una mano hacia la cara de Jennie, la deslizó bajando desde su mejilla hasta su cuello, luego lentamente dejó que sus dedos recorrieran los pechos de Jennie.

— ¿Estás bien? —le preguntó de nuevo.

Jennie asintió lentamente, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. Jadeó cuando los dedos de Lisa rozaron su pezón, luego siguió la curva de su cintura hasta sus caderas. Le dolía el deseo de tocarla también pero sus repentinas inseguridades y su falta de experiencia con mujeres le hicieron pensar demasiado.

"¿Qué hago ahora? ¿Qué pasa si lo hago todo mal?"

Como si Lisa pudiera leer sus pensamientos, cogió la mano de Jennie entre las suyas y las puso sobre sus pechos. Jennie vio la piel de gallina aparecer en los brazos de Lisa y sintió cómo se endurecían sus pezones bajo su tacto. Era el sentimiento más maravilloso.

— Dios, te siento tan bien.

— Solo relájate —dijo Lisa con voz suave. —Relájate y disfrútalo. Es todo lo que necesitas hacer.

Jennie dejó escapar el aire que había estado conteniendo mientras dejaba que sus manos recorrieran sus pechos, acariciando su piel suave y lisa.

Parecía surrealista poder por fin tocar los pechos de una mujer y el hecho de que fueran los de Lisa solo incrementó su excitación.

— Eres perfecta. —Jennie deslizó sus dedos por el duro estómago de Lisa. —Tan suave y femenina, pero tan fuerte al mismo tiempo...

Lisa las llevó hasta la cama, tomó a Jennie entre sus brazos y la tumbó.

La besó suavemente, luego con más determinación cuando Jennie la atrajo hacia ella y profundizó el beso.

Jennie jadeó cuando Lisa metió una pierna entre sus muslos y la besó de manera más urgente pero más tierna – como si hacer que Jennie se sintiera bien fuera su único objetivo en la vida.

Podía sentir cómo se ponía húmeda, su centro ansiando ser tocada de nuevo, y extendió sus piernas mientras sus manos trazaban la cintura de Lisa y su bien formado trasero. Sentir el cuerpo de Lisa bajo sus dedos mientras se besaban era maravilloso e increíblemente sexy.

— Eres increíble, Jennie—dijo Lisa mientras la besaba en el cuello y bajaba hacia sus pechos. Mordió suavemente su pezón, luego lo rodeó con la lengua, haciendo que Jennie gimiera y se doblara de placer.

— ¡Joder! —maldijo Jennie. Ver a Lisa hacerle eso era una de las vistas más excitantes que había presenciado, por no mencionar la cosa más placentera que había sentido nunca—. Joder... —gritó de nuevo mientras levantaba el pecho, ansiando más. —No tienes ni idea de lo que me estás haciendo...

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora