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— ¿Qué quieres que haga qué?

Jennie se quedó mirando a Tom White, su mánager, con incredulidad. Había sido llamada para una reunión de emergencia después de un largo día de rodaje y estaba sentada ahora frente a Tom en la enorme mesa de su oficina en el centro de la ciudad. Las paredes estaban cubiertas de fotografías de actores y actrices a los que había representado, con la excepción de la pared de detrás de su mesa, que estaba dedicada únicamente a Jennie. Odiaba estar frente a frente con las imágenes cursis de ella misma en las posturas más ridículas, pero había aprendido a ignorarlas con los años.

Tom puso su tono más persuasivo.

— No es nada, solo una pequeña cita para comer y hacer que la gente especule. Es bueno que hablen de uno, Jennie. Necesitas empezar a salir ahí y que te fotografíen de nuevo, ya es hora. Y seamos sinceros, Kai Kim no es exactamente ofensivo a la vista. Está entre los cinco mejores en las listas de los "hombres más sexy" y ha sido tendencia durante meses. ¿Quién sabe? Podría llegar a gustarte.

— No me va a gustar porque es idiota. —Jennie sacudió la cabeza e hizo un gesto de disgusto. —La última vez que lo vi llevaba puesto un parche en el ojo de diamantes solo para parecer un tipo duro. Quiero decir, no tiene ningún sentido. ¿Por qué no puedo comer con alguien con quien de verdad me apetezca pasar tiempo? así al menos me lo pasaré bien —discutió, pensando en Lisa. — Podríamos ir a algún sitio público, ¿si es tan importante?

— No es solo eso. —Tom se echó hacia atrás en su silla y cruzó las manos delante de él, como lo hacía cuando se refería a los negocios. —Aparte de tu asistente, no has sido vista saliendo con ningún hombre en mucho tiempo, Jennie. Han pasado ¿cuánto... tres años, desde que saliste con Justin?

Jennie arqueó una ceja, un poco confusa ahora. — ¿Y qué tiene que ver eso con nada?

— Bueno... La gente podría empezar a especular con que estás pasando más tiempo con tu instructora de yoga que con los solteros más elegibles de Seul. —Le señaló con la cabeza la revista que estaba en una esquina de la mesa. —Esto ha sido publicado hoy.

Jennie lo cogió y abrió las páginas que Tom había marcado con una nota adhesiva.

— Cabrones —susurró. —¿Por qué tienen que arrastrarla a ella en esto?

Observó la fotografía de Lisa y ella, ambas con un café, caminando de regreso del parque al estudio de yoga y sintió subir una punzada de ira a su pecho. Jennie no tenía ni idea de que habían invadido su privacidad. Se lo había pasado genial y saber que había habido alguien espiandolas la hizo sentir náuseas. También había una foto de ellas en el banco del parque, donde Jennie la estaba cogiendo de la mano, y otra que había sido tomada hacía semanas, cuando Jennie visitó por primera vez a Lisa en su trabajo. En la última, se estaban abrazando en el aparcamiento. Jennie no pudo evitar sonreír porque, si era completamente honesta consigo misma, se veían monas juntas.

— ¿Qué es tan divertido? —Tom la observó. —Quiero decir, claro, entiendo por qué es divertido para ti. Tú con una mujer... es ridículo, lo sé, pero te voy a decir algo, Jennie. A mí no me resulta divertido porque hoy he recibido más llamadas de teléfono sobre tu sexualidad que para papeles de películas y desde luego no te resultará divertido a ti tampoco cuando estés sin trabajo.

— Eso es un poco duro, ¿no crees? —Jennie cruzó las piernas, se inclinó hacia adelante y lo miró directamente a los ojos. —¿Estás diciendo que mi carrera se terminaría porque fuera lesbiana? Porque te puedo asegurar que hay un montón de actores gays que lo están llevando bien. Ya no estamos en la Edad Media, Tom.

— No hace falta que me digas eso. —Tom ladeó la cabeza. — Pero ninguno de esos actores gays son de tu calibre. A ellos no le lanzan guiones diariamente y no pueden elegir lo que quieren hacer y con quién quieren trabajar. ¿Te das cuenta de la increíble afortunada posición en la que te encuentras?

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora