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— Sigues sorprendiéndome, Jennie. Sinceramente pensé que íbamos a hacer un senderismo de centro comercial —bromeó Lisa al aparcar el coche de Jennie en el centro de visitantes de Whitewater Preserve después de una hora de viaje.

Apenas podía creer lo verde que estaba todo aquí, después de haber conducido a través del árido paisaje hasta el Cañón durante los últimos diez kilómetros.

— Sin ofender, pero es que no pareces el tipo de persona que viene aquí.

— Y yo no te tenía por una conductora loca. —Jennie se estaba peinando con los dedos el pelo que se había convertido en un desastre indomable después de conducir con la capota bajada en su descapotable. —¿A qué velocidad has ido?

— Oye, no tengo la oportunidad de conducir una bestia como esta todos los días, y tampoco es que hubiera muchos coches en la carretera. —Lisa golpeó el capó del coche como si fuera un cumplido por portarse bien.

Jennie se rió.

— Bueno, puedes cogerlo siempre que quieras, señora Indy 500. Pero contestando a tu pregunta, no soy demasiado senderista, lo admito feliz. Imaginé que si hay una cosa que mi madre no hace es senderismo, así que, por lo menos, no tendré que preocuparme de tropezarme aquí con ella. No creo que ni siquiera tenga un par de zapatillas.

Lisa asintió.

— Vale. Ahora lo entiendo. Pero has estado aquí antes, ¿no? ¿Conoces el camino?

— Sí, he estado aquí un par de veces. Hace años desde la última vez, pero es agradable volver. —Jennie se puso la mochila, la gorra y las gafas de sol y Lisa hizo lo mismo. —Y verte en esos pantalones tan cortos es un extra.

Jennie recorrió con sus ojos las piernas tonificadas y besadas por el sol de Lisa en esos pantalones cortos grises de jersey y luego a su camiseta suelta, que era tan fina que era casi transparente, mostrando el contorno de un bikini negro debajo.

— ¿Necesitas que te ponga más protector solar?

Lisa se rió entre dientes.

— Creo que esas tres capas que me pusiste antes serán más que suficiente, pero gracias por el ofrecimiento. ¿Necesitas otro masaje?

Jennie le lanzó una mirada coqueta.

— Siempre. Pero creo que puede esperar hasta que estemos en un lugar más privado. Mantuvo la voz baja para no llamar la atención. — Debería estar bastante tranquilo en el circuito circular de Canyon View. Incluso podríamos encontrar un lugar para nosotras solas. —Tomó la mano de Lisa cuando pasaron por un pequeño campamento con césped, árboles enormes y un estanque verde esmeralda detrás del centro.

Las libélulas daban vueltas sobre el agua y una culebra rayada estaba tomando el sol perezosamente sobre una roca justo en medio del estanque, atrayendo la atención de turistas o visitantes locales. Aprovecharon la oportunidad para pasar desapercibidas y caminaron el tramo del valle junto a un río, disfrutando del sonido del agua que caía por las rocas y el aroma de la vegetación. Estaba tranquilo y el viento estaba calmo; el valle del río protegido por las enormes formaciones rocosas que formaban las paredes del cañón. El agua clara y crujiente contrastaba con el calor sofocante del desierto y se sintieron aliviadas al encontrar una playa pequeña, donde dejaron sus bolsas antes de meterse en el río para refrescarse.

— Dios, esto es fantástico. —Jennie cerró los ojos mientras caminaba con cuidado hacia la parte del río con menos profundidad y se echó agua en la cara.

No era ni mediodía y sentía como que se estaba cociendo viva. Lisa la salpicó de agua con el pie y Jennie gritó cuando las gotas frías la golpearon por todo el cuerpo.

Mar De Amor [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora