Capítulo 95 "El ultimo adiós se hará esperar"

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Capítulo 95 "El ultimo adiós se hará esperar"

«Narra Lucía»

Recobro el sentido. Mis ojos abarcan oscuridad. Tan solo siento como los brazos de él me rodean aún. Mi sueño se ha visto cambiado completo, ya que nada de lo que había ocurrido era habitual. Muerdo mi labio inferior. Me reconforta tanto verle así, al igual que me satisface. Pero, por un momento estamos genial, y al otro no nos podemos ni ver. Una mueca se forma entre las comisuras de mis labios. No me gustan las despedidas. Pero, aun así no puedo seguir así. Es que no puedo continuar así, porque sé que moriré. Aunque estar a su lado es lo mejor que he hecho en mi vida. Ese espiral de odio y vicio no es para mi. Es letal aunque hermoso, y la verdad, no sé cuánto tiempo podré resistirlo.

Me resigno. Definitivamente, me declaro masoquista. Me gusta sentir ese dolor en el pecho al amarle. Y ese es un verdadero problema. Ya que lo único que deseo es al menos vivir un amor de cuento. Puto, Disney. ¿Por qué mamá nos ponía eso a mis hermanas y a mi? Joder mamá... Continuo observándole, nunca me canso. Pero, hay que ponerle un punto y final a esta absurda historia. Y el día ha llegado. Empiezo a desprenderme de los dedos de él, lentamente y sigilosa, ya que lo menos que deseo es que se despierte. Desnuda, me levanto del sofá y deposito un cojín entre sus brazos, al menos para no disimularlo. Vale, soy idiota. Sin hacer ruido, me dirijo hacia la ropa postrada al lado de aquella cómoda. Rápidamente me visto con ella, y agarro mi teléfono móvil. Me parte el corazón todo esto, pero no hay más que hacer. O darme de hostias contra el muro, o al menos intentar ser feliz y vivir sin problemas. Quiero eso.

Vuelvo a acercarme a su ser. Nunca me cansaría. Sonreí derrumbada, mientras unas tristes pero no menos importantes gotas de lluvias provenientes de mis ojos, tiñeron transparentes mis rojas mejillas. Haciéndome deleitar del poder máximo de todo aquel mi dolor que pasaría en escasos días o meses. Iban a ser las ultimas.
No iba a llorar por mucho más tiempo. Un ultimo beso doy en su frente. Cálido y lleno de todos mis sentimientos. La ultima muestra de amor que le daré. Con el corazón en un puño, y un grave nudo en mis cuerdas vocales. De nuevo, me aproximo hacia la puerta y la abro. Ésta deja caer un leve chirrido, pero él sin inmutarse sigue, prosigo con mi cometido y cierro la puerta.

Con aún mi iphone dorado en la mano, lo agarro más fuerte con la única manera de desfogarme sin matar a nadie.
El último adiós. Niego con la cabeza, e intento hacerme la fuerte. Llorar no solucionará nada. Tan solo será un dolor de cabeza más. Pero por poner... Desbloqueo la pantalla de éste. «Las cinco y dos de la mañana.» Sin pensarlo dos veces, marco el número de Marina, y espero su respuesta mientras de fondo están esos dichosos «bips».

-¿Sí?-Responde remolona ella.
-¿Marina...?-Digo con la voz totalmente rota.
-¿Qué ha pasado?
-Se acabó Marina.-Digo mientras me consume el llanto, y bajo las escaleras.-Ya no puedo más.
-Te lo dije, no tendrías que haber ido.
-Quiero volver a casa Marina, me quiero ir.-Pido totalmente fuera de si.
-Dame dos minutos.-Informa ella fría.-Espérame en el portal, y no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

Cuelgo. Vuelvo los ojos atrás, un montón de escaleras. Tan solo iluminada por la tenue luz de dos fluorescentes. Ya no puedo mirar atrás. Dejo atrás el pasado para encarar lo que venga. Me siento preparada para cualquier cosa, tanto buena, como mala. Y eso nada lo podrá cambiar, por muchos Daniel Oviedo que haya en el mundo. Abro la puerta que da al exterior y vuelvo a apoyarme en un lado de la pared. Una bocanada de aire fresco inunda mis pulmones. La brisa de la madrugada reseca mis lágrimas recientes, para tan solo cruzar mis brazos en mi pecho. La calle desierta se encuentra en estos instantes, ni un alma está en pie. Tan solo el silencio se apodera en mi, iluminado por las pocas farolas que hay en la calle, con el cielo aun dejando el rastro de oscuridad iluminado por la luna.

It's my life |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora