Capítulo 92 "No saber que hacer, hasta que llega él"
«Narra Lucía»
-No me jodas, Marina.-Rechisto cabreada.-Ahora me lo dices.
Continuo clavando la dura mirada celeste en ella, tal vez pagando toda mi frustración causada por Oviedo. Muerdo la cara interna de mis mejillas, perdiendo la paciencia que carezco. Los labios apretados, junto con la respiración agitada, cierro los puños muy cabreada. Ahora no puede dejarme con la curiosidad, no, me niego. Ella se muerde el labio inferior, supongo que, pensando lo que va a decir. Al instante, su mirada se clava en la parte superior desnuda de mi cuerpo. Ella abre los ojos al ver el morado que tengo en uno de los pechos.
-¿Quién te ha hecho esto?-Ella grita alarmada, señalando los míos descubiertos.
-Nadie.-Respondo borde, sin dar importancia.-¿Y a ti que te importa?
-¡Claro...!-Voceó siendo muy irónica.-Ahora entiendo tu cabreo...
-¡Cállate!-Grito totalmente fuera de si.
-Alguien ha pasado muy buena noche...-Murmura pícara.
-¡Cállate!-Grito aun más alto, aun más roja.Mis mejillas arden. Están totalmente descontroladas. Ser descubierta de una forma tan sencilla y vulgar, aun más me hace sentir idiota, al igual que más zorra. Ahora me hace sentirme mas ridícula, bajo la mirada. Aparto el cuerpo de ella a un lado, me levanto sin soltar palabra. La tensión se puede cortar con un cuchillo. Me fastidia todo esto, ahora soy el objeto de burla de mi hermana. Con el ápice de dignidad que conservo, entro directa en el baño. Suspiro. Otra de otras tantas veces en que lo he realizado. Mis labios se fruncen. No hay motivo aparente, pero tan sólo deseo algo, desahogarme. Y tal vez, esta sea una manera de ellas.
Le doy al grifo, con el único objetivo de ocultar mis penas al exterior, todo lo que yo derramara, se quedaría en el baño. Intento aguantar las lágrimas que quieren salir de nuevo, pero no. No van a salir, tengo que echarle huevos a la cosa.Poco a poco, deslizo la puerta de cristal de la mampara hacía un lado. Todo aquello está muy mojado, el frío inunda la estancia. Entro en ella, muy desconfiada. Vuelvo a cerrarla para acto seguido, meterme bajo la alcachofa. Una cascada de agua ligeramente templada me cubrió toda completa. Sentí como aquellos mis músculos se relajaban y volvía a mi estado normal. Hasta llegar a obtener el estado «zen». La mente en blanco, sin ninguna idea. Tan solo, imágenes. Una película transcurría ahora dentro de mi cabeza, pudiendo observar todo lo que transcendió horas atrás. Sonrío entre lágrimas. Es... Me corrijo fue. Fue y será lo mejor que me ha pasado en la vida, aunque no lo quiera reconocer. Ya es cierto lo que dicen, hay sonrisas que dan vidas, y pues, él consiguió matarme pero también, hacer que resucitara. Tiro la cabeza hacia atrás. Disfruto de como el agua vuelve a caer, haciendo que el jabón que hay sobre el pelo, se vaya por el desagüe. Y ya sin poder evitar lo que siento, otra lágrima camuflada sale de mis celestes ojos bañados en la amargura y la tristeza más absoluta, ya que aun la decepción de todo aquello sigue en mi. A veces desearía que me traicionaran, ya que le puedo echar la culpa a alguien pero, con la decepción, tan solo la culpable soy yo, ya que, soy quién me las crea.
Mi ducha finaliza sin haber sacado agua clara en el asunto, la mirada se clava en mis pies desnudos. El agua ya ha cesado, y tan sólo siento como mi espalda se humedece con el tacto de mi pelo tras de ella. Sin tener noción de nada, salgo de ella y me enfundo en una de las toallas que hay detrás de mi.
Cubro mis vergüenzas, como a mi me gusta llamarlas, para después así mi pelo, con otra más pequeña. Levanto y por unos instantes me observo en el espejo. Ahora menos empañado y con más claridad que la vez anterior. Imagino que, unos brazos me rodean la cintura, suaves y a la vez posesivos. Me deleito de como sus dedos se aferran a mi tan pequeña prenda, arrugándola y pegándome a su cuerpo. De cómo su nariz se pasea por la piel de mi sensible cuello, y deposita pequeños besos con mordida.
Sonrío inconsciente. Tenerle detrás de mi sería un sueño, y sobretodo, que me tratara y dijese lo que querría oír, pero, él no es así. Durante unos instantes de debilidad, él está conmigo, intimidante y demoledor pero, con su tranquilidad y calidez tan extraña que posee.
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It's my life |Editando|
RomanceLucia Garcia, una abogada recién salida de la universidad, se enfrenta tal vez al caso más importante de su carrera: la inexplicable muerte de su mejor amiga. Supuestamente la policía ha encontrado al asesino: Daniel Oviedo, un ex-compañero de insti...