Capítulo 93 "Ya no hay vuelta atrás ahora o nunca"

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Capítulo 93 "Ya no hay vuelta atrás, ahora o nunca"

«Narra Lucía»

Me acomodo aun más en un lado del sofá. Mis pies están sobre éste, doblados y tapados por una manta que he pedido, ya que hace mucho frío. No he abierto la boca. Ni tan siquiera hemos hablado. Poso mi cabeza sobre el codo, éste apoyado en el reposabrazos. Continuo viendo «El cuerpo del Delito». Suspiro. Desde hace horas no pienso, tan sólo estoy allí, quieta, como un muerto. Aun así no me sorprende, ya que mis ánimos están por los suelos, y no vuelvo a llorar por no desobedecerle. Ya que si lo hago, es capaz de volver a empotrarme contra la pared y volver a... Vale, no. Refunfuño para mi adentros, y ladeo el cuello, en busca de su mera presencia. No está. Aun me deprimo más. ¿Pero qué me pasa? Todo esto me supera, la melancolía me reconcome, pero, ¿y? No puedo hacer nada.

Me concentro en la televisión, mientras continuo con mi debate interno, resonando en él, las palabras de Marina. No puedo seguir así, tiene toda la razón del mundo, pero aun así, nunca llegaría a entender el por qué de mi estado, ya que si no lo vives, no tienes ni la más remota idea de todo esto. Aun recuerdo cómo me reía de los desengaños amorosos de mi hermana durante su adolescencia. Era algo que yo no entendía, pero con el tiempo logré a comprender. A continuación, de pronto unos dedos agarran una de mis piernas que están bajo la manta y vuelvo la mirada hacia ese punto. Sonrío internamente. Al menos ahora no voy a aburrirme, y pues, quiero ver por donde me sale, ya que son nuestras primeras palabras.

-Te he preparado algo.-Él masculla dejando sobre mi regazo una bandeja.
-No solo eres asesino, sino que también cocinero.-Me burlo observando el sándwich.
-No me obligues a ser lo primero y come.-Él insiste con la frialdad que le caracteriza.-Hoy no has probado bocado.
-Creo que me lees la mente, ahora iba a prepararme algo.
-¿Quieres cogerlo de una vez?-Él pregunta irónico.-Sino me lo quedo yo.
-Ni hablar, es mío.-Refunfuño agarrando el sándwich.

Me lo llevo a la boca. La verdad es que no tengo nada de hambre, el estómago está completamente cerrado; pero aun así, algo tengo que llevarme al cuerpo si no quiero desmayarme. Ya que, aunque no lo quiera reconocer, mis piernas tiemblan, pero para suerte la mía están ocultas bajo la manta que he cogido de la habitación. Doy otro mordisco a desgana y otra vez, vuelvo a posar el codo sobre el reposabrazos y vuelvo a mi anterior perdición y me sumerjo en mi mundo gris, mientras él está sentado a mi lado. Doy otro mordisco, para acto seguido dejarlo sobre el reposabrazos.

-No quiero más.-Murmuro asqueada.
-Sabes que no lo soporto.
-¿Y?-Vacilo desquiciada.-No tengo ganas de discutir, quiero estar sola.
-No me voy a ir hasta que no me digas el por qué de tu estado.-Él claudica serio.
-Las hormonas.
-¿Acaso estás embarazada?
-No digas eso ni en broma.
-La regla no puede ser, así que no entiendo tu mala leche.
-Mira Dani, no quiero comer tan solo eso, tengo el estómago cerrado. Te prometo que más tarde comeré algo.-Prometo ante la mirada de él.
-No me vale eso.-Él continúa ante la negativa.

Agarro el sándwich y acto seguido se lo doy. Se lo poso sobre sus labios y él acto seguido abre la boca y lo muerde. Sonrío ante su acto, es tremendamente idiota. Rodeo los ojos desquiciada, y por no meterle una hostia, no dije nada. Tan solo me limité a apoyar mi cabeza sobre el mullido respaldo del sofá y continué con mi único quehacer aunque sea inútil. Intuyo como me mira, pero aun así, me siento tentada de decirle que vaya y mate a Leandro o que al menos le haga callar, pero, es algo que tengo que solucionar yo. Me encuentro agotada, sin ánimo de poner la disposición de querer al menos hablar. Pero, en un momento de debilidad, dejo mi posición y poso mi cabeza en su hombro.

-¿Qué hora es?-Pregunto para desviar la atención.
-Las diez y media.-Él responde al instante.

Durante unos segundos me mantengo en esa posición, yo sobre su hombro. Alcanzando la calma y serenidad que tanto anhelaba conseguir, aunque él es una de las causas de mis males. Agarro su mano, para así jugar con sus dedos, realizando movimientos suaves y entrelazando mis dedos con los suyos. Me encantaba poder deleitarme del roce y la sensación de estar piel con piel, al menos sin estar desnudos. Mis ojos se pierden en mi mano jugando con la suya, de banda sonora las voces de los personajes de la serie.

It's my life |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora