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Alguien estaba llamando a la puerta. ¡Alguien estaba llamando a la puerta! Yo no podía abrir. No quería aterrarla a primera vista. Me quedé en mis habitaciones, pero observé en el espejo como Jackson la hacía pasar.

-¿Dónde está ella? -Era el canalla de su padre. ¿Pero dónde estaba la chica?

-¿Dónde está quien? -preguntó Jackson, muy cortés.

El tipo dudó, y en ese momento, vi por primera vez que ella estaba con él, de pie en la sombra a su espalda. Aunque ella pensaba que no se la veía, podía ver que estaba llorando.

Era realmente ella. Comprendí que hasta entonces no lo había creído.

Jen... Jennie. ¡Estaba realmente aquí!

Le encantaban las rosas. En realidad, ella había sido la primera que me enseñó a apreciarlas. Tal vez debiera bajar a conocerla después de todo, mostrarle su habitación, y el invernadero.

Entonces oí su voz.

-Mi padre tiene la alocada idea de que aquí vive un monstruo, y que yo tengo que estar encerrada en una mazmorra.

Un monstruo. Así era como me vería si bajaba las escaleras. No, primero la dejaría ver el lugar, las hermosas habitaciones y las rosas, antes de que tuviera que ver el horror que era yo.

-Nada de monstruos, señorita. Al menos, ninguno que yo pueda ver -rió Jackson entre dientes-. Mi empleadora es una joven de... yo diría... desafortunada apariencia. No sale al exterior debido a ello. Eso es todo.

-¿Entonces soy libre de marcharme? -preguntó Jennie.

-Por supuesto. Pero mi jefa hizo un trato con su padre, creo... que su presencia aquí es un intercambio por su cooperación al no informar de ciertos actos criminales que están grabados en cinta. Lo cual me recuerda... -Metió la mano en su bolsillo y sacó la bolsa que yo le había quitado al intruso-. ¿Sus drogas, señor?

Jennie le arrancó la bolsa.

-¿Por esto? ¿Me has hecho venir aquí sólo para recuperar tus drogas?

-Me grabó, chica. Irrumpiendo y allanando.

-Supongo que éste no es su primer delito -dijo Jackson, y pude ver por su cara que había comprobado al tipo con su sexto sentido especial de ciego y le había encontrado exactamente como yo había dicho-. Y sólo las drogas tendrían como resultado una sentencia seria, creo.

Él asintió con la cabeza.

-Condena mínima... de quince años a perpetua.

-¿Perpetua? -Jennie se giró hacia Jackson-. ¿Y usted está de acuerdo con este... mi encarcelamiento?

Contuve el aliento, esperando la respuesta de Jackson.

-Mi jefa tiene sus razones. -Jackson parecía querer poner su mano sobre el hombro de Jennie o algo por el estilo, pero no lo hizo. Probablemente presentía que ella se apartaría si lo hiciera-. Y la tratará bien... mejor, probablemente que... Mire, si quiere marcharse, puede hacerlo, pero mi jefa tiene la cinta del allanamiento y se la entregará a la policía.

La chica miró a su padre. Sus ojos imploraban.

-Estarás bien. -Le arrancó la bolsa de entre los dedos-. Yo cogeré esto. -Y sin un adiós, se largó, cerrando la puerta de golpe tras él.

Jennie se quedó de pie mirando el lugar que su padre había ocupado. Parecía como si fuera a derrumbarse sobre el suelo. Jackson dijo:

-Por favor, señorita. Puedo ver que ha tenido un día duro, aunque sólo son las diez. Vamos. ¿Le muestro sus habitaciones?

𝕭𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆𝖑 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora