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Dos días más tarde, a las cuatro de la mañana, esperaba escaleras abajo mientras Jisoo despertaba a Jennie y la acompañaba a la puerta. Estaba oscuro, así que miré por la ventana hasta que no hubo nadie a la vista. A nuestro alrededor, la Ciudad que Nunca Duerme, dormía. Las calles estaban vacías. Había nevado un poco durante la noche, y las aceras estaban libres de huellas. Ni siquiera los camiones de la basura habían salido aún.

-¿Dónde vamos? -dijo Jennie cuando llegó abajo.

-¿Confías en mí? -Contuve el aliento esperando su respuesta. Tenía muchas razones para no confiar en mí. Yo había sido su secuestradora, su captora, aunque prefería estar muerta que dañar un sólo cabello de su cabeza. Esperaba que después de vivir conmigo cinco meses, lo supiera.

-Sí -dijo, pareciendo tan sorprendida por la noticia como lo estaba yo.

-Vamos a un sitio genial. Creo que te gustará mucho.

-¿Tengo que hacer las maletas?

-Tengo todo lo que necesitarás.

Jackson llegó, y conduje a Jennie alrededor de la entrada de seguridad de nuestro edificio. Sostenía su muñeca, pero no aplicaba fuerza. Ya no era más mi prisionera. Si hubiera huido, la habría dejado marchar.

No huyó. Mi corazón esperaba que no lo hiciera porque no quería marcharse, pero quizá sencillamente no sabía que yo ya no la retendría. Siguió mi guía hasta la limusina que esperaba.

La limusina era obra de mi padre. Después de hablar con Jisoo, le había llamado al trabajo. Había requerido algún tiempo atravesar el sistema telefónico del estudio, pero finalmente oí esa famosa voz, llena de preocupación paternal.

-Lalisa, estoy casi en el aire. -Eran las cinco y cuarto.

-Esto no nos llevará mucho. Necesito tu ayuda. Me lo debes.

-¿Te lo debo?

-Ya me has oído. Me has tenido encerrada en Brooklyn durante más de un año, y no me he quejado. Además no he acudido a las noticias de la Fox con la historia de la bestial hija de Marco Manobal. Afróntalo, me lo debes.

-¿Qué quieres, Lalisa?

Se lo expliqué. Cuando terminé, dijo:

-¿Me estás diciendo que tienes a una chica viviendo ahí?

-No es como si nos acostáramos.

-Piensa en la responsabilidad.

Sabes, papá, cuando te deshiciste de mí dejándome con la criada, perdiste el derecho a supervisar mi conducta.

Pero no dije eso. Después de todo, quería algo de él.

-Está bien, papá. No le he hecho daño. Sé que estás tan preocupado como yo porque consiga romper esta maldición. -Intenté pensar en lo que diría Jackson. Jackson era listo-. Por eso es realmente importante que me ayudes con esto. Cuanto antes salga de este lío, menos posibilidades hay de que alguien averigüe algo.

Lo enfoqué todo en él porque era así como él pensaba.

-Vale -dijo-. Déjame ver lo que puedo hacer. Tengo que salir al aire ahora.

Lo que había hecho era ocuparse de todos los detalles... el lugar, el transporte, todo excepto buscar un tío que regara las rosas. Eso lo hice yo. Ahora observaba a Jennie mientras dormitaba, su cabeza colgando cerca de mi hombro, y el coche siguiendo su camino a través del Puente de Manhattan. Me sentía como alguien a quien se le había lanzando una cuerda desde el borde de un acantilado. Había una posibilidad de que esto funcionara, pero si no, yo fracasaría, y fracasaría a lo grande. Aunque Jennie dormía, yo no podía. Observaba el tráfico mañanero rodando bajo las tenues luces de la ciudad. Aún no hacía frío. Hacia el mediodía, la ligera nieve se habría convertido en un amasijo medio derretido, pero pronto haría frío y llegaría la Navidad y toda su emoción. Jisoo y Jackson dormían al otro lado del asiento. El conductor había sufrido un ataque cuando había visto a Piloto.

𝕭𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆𝖑 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora