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-Se me ha ocurrido algo útil -dijo Jackson el día después de que ella llegara.

-¿En qué? -pregunté.

-Silencio. Si la dejas en paz, tal vez se acerque.

-Debe ser por esto por lo que no estás rodeado de chicas.

-Hablar con ella no ha funcionado, ¿no?

Había que admitirlo, tenía razón, así que decidí hacer lo que decía. Lo que me asustaba era que ella ni siquiera me había visto aún. ¿Qué diría cuando lo hiciera?

En los días siguientes, permanecí en silencio. Jennie se quedaba en su habitación. Yo la observaba en el espejo. Las únicas cosas que le gustaban eran los libros y las rosas. Yo leía cada libro que ella leía. Me quedaba levantada hasta tarde leyendo, para mantenerle el ritmo. Ni siquiera intenté hablar con ella de nuevo. Y cada noche, cuando estaba tan cansada que el libro se me caía de la mano, tendida en mi cama, sentía su odio como un fantasma caminando de noche por los pasillos. Tal vez esto fuera una mala idea. ¿Pero qué otra esperanza me quedaba?

-La he subestimado -dije a Jackson.

-Sí, está claro.

Le miré, sorprendida.

-¿Tú también lo crees?

-Siempre lo he creído. Pero dime, Pranpriya ¿por qué lo crees tú?

-Creí que se sentiría impresionada por las cosas que le había comprado, el bonito mobiliario, y la ropa. Ella es pobre, y pensé que si le compraba joyas y cosas bonitas, me daría una oportunidad. Pero no quiere nada de eso.

Jackson sonrió.

-No, no lo quiere. Sólo quiere su libertad. ¿Tú no?

-Sí. -Pensé en Tuttle, en el baile, en lo que había dicho a Taehyung sobre como los bailes de instituto eran prostitución legalizada. Parecía haber sido hacía tanto-. Nunca había conocido a alguien que no pudiera ser comprado. Eso hace que me guste en cierto modo.

-Desearía que ese entendimiento fuera suficiente para romper la maldición. Estoy orgulloso de ti por ello.

Orgulloso de ti. Nadie me había dicho eso antes, y por un segundo, deseé poder abrazar a Jackson, sólo sentir el contacto de otro ser humano. Pero sería muy raro.

Esa noche, me quedé despierta hasta más tarde de lo acostumbrado, oyendo los sonidos de la vieja casa. "Tranquilizador", lo llamarían algunos. Pero creí haber oído pasos subiendo las escaleras. ¿Serían sus pasos? Imposible, a dos pisos de distancia. Pero aún así no pude dormirme.

Finalmente, me levanté y fui al salón del segundo piso, encendí el Entertainment and Sports Programming Network realmente bajo, para no molestarla. Me puse unos vaqueros y una camiseta para hacerlo, cuando en el pasado lo habría hecho en calzoncillos. Aunque hubiera jurado que se quedaría en su cuarto para siempre, no quería arriesgarme a que viera mucho más de mí aparte de mi cara. Mi cara ya era bastante mala.

Casi me había dormido de aburrimiento cuando oí abrirse una puerta. ¿Podía ser ella? ¿En el pasillo? Probablemente sólo era Jisoo, o incluso Piloto, vagabundeando. Pero había sonado en el piso de arriba, el de la habitación de Jennie. Me obligué a no mirar, manteniendo los ojos pegados a la pantalla de la tele para que no se asustara de mi cara en la oscuridad. Esperé.

Era ella. La oí en la cocina, haciendo ruido con un plato y un tenedor, enjuagándolos y poniéndolos en el escurreplatos. Quise decirle que no tenía que hacer eso, que eso lo hacía Jisoo, que para eso le pagábamos. Pero me quedé callada. Fue cuando oí sus pasos en el salón, tan cerca que tenía que estar viéndome, que no pude contenerme.

𝕭𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆𝖑 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora