𝐸𝑝𝑖́𝑙𝑜𝑔𝑜

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Último Año.

- ¡Eh!, tu nombre está en esto -El tono de Jennie era sarcástico cuando pasó hacia atrás las copias de las papeletas de voto para la corte del Baile de Bienvenida de Tuttle.

Sí, Jennie y yo volvimos a Tuttle. Hizo falta que papá tirara de algunos hilos para conseguir que volviéramos, pero nuestros compañeros de clase nos dieron la bienvenida al redil... es decir, susurrar a mis espaldas que había sido expulsada del internado porque me había vista involucrada en un asunto escandaloso con la hija del director, o que había sufrido una depresión nerviosa puede considerarse ser bienvenida. En Tuttle, probablemente lo fuera.

- Debe haber sufrido una crisis -Oí decir a Park Roseanne un día cuando Jennie y yo pasamos junto a ella en el pasillo-. O tal vez recibiera un golpe en la cabeza. ¿Por qué sino saldría con alguien como ella? -Al parecer, había hablado en serio cuando me dijo que la llamara cuando volviera a transformarme. Había mencionado varias veces que esperaba una llamada. Aún estaba esperando.

Ahora miré la papeleta. Desde luego, mi nombre estaba en ella.

- Debe ser un error de imprenta.

- Claro.

- No he visto a esta gente en dos años. ¿Por qué iban a nominarme para la corte de bienvenida?

- No es posible que se hayan basado en el aspecto, ¿verdad?

- Quizás sí, da igual -Arrugue la papeleta en una pelota e intenté anotar una canasta con ella en la papelera. Fallé y me dirigí a la parte delantera del aula.

Pero el profesor la alcanzó primero.

- Señorita Manobal, creo que esto es suyo -dijo-. En el futuro, no habrá tiros de tres puntos en mi clase avanzada de inglés.

- Sí, señor.

- No habrá ningún tratamiento especial por aquí, Lisa. Para nadie.

- Sí, señor -Lo saludé, luego me metí la papeleta en el bolsillo y me dirigí a mi escritorio.

- Idiota -susurré a Jennie.

Jennie miró al profesor.

- Lo que Lisa quiere decir, es que lo siente mucho, y que no volverá a ocurrir.

Alrededor de nosotros, la gente se reía. Noté que apenas nadie rellenaba las papeletas. Conté tres pelotas para la papelera, esperando a ser lanzadas en cuanto el profesor se diera la vuelta otra vez, dos aviones de papel, y una pieza de origami, sin contar a la gente que sólo había dejado la papeleta en su sitio mientras revisaban sus mensajes de texto.

- No tenemos que ir al baile, por cierto -le dije a Jennie-. Es bastante penoso.

Pero Jennie dijo:

- Por supuesto que iremos. Quiero un auténtico ramillete de ti... rosas de cualquier color que gustes... y tengo el vestido perfecto.

El profesor debía haber decidido que habíamos malgastado ya tiempo suficiente en no rellenar nuestras papeletas porque comenzó la clase, y pasamos una hora de literatura inglesa dando lo que, al menos Jennie y yo, ya conocíamos gracias a nuestros años de enseñanza en casa con Jackson.

A la salida, arrinconé al profesor.

- Qué bonito, echándonos la bronca.

El Señor Wang se encogió de hombros.

- ¡Eh!, no querrás que la gente piense que muestro favoritismo sólo porque resulta que vivimos en la misma casa.

- No me importaría -Pero estaba bromeando y levanté la mano para chocar los cinco-. ¿Nos vemos luego, Jackson?

𝕭𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆𝖑 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora