𝟷 𝐹𝐸𝐿𝐼𝐶𝐸𝑆 𝑃𝐴𝑅𝐴 𝑆𝐼𝐸𝑀𝑃𝑅𝐸

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Un minuto después, cuando salimos del edificio, vimos coches de policía rodeando el lugar. Una multitud de personas y periodistas de todas las cadenas, incluyendo la de mi padre, estaban allí. Y había un tipo, el camello canalla que había retenido a Jennie. Hablando con ellos.

— ¡Es ella! —gritó cuando nos vio—. La bestia que me atacó.

Un zumbido llegó de la multitud cuando me vieron, entonces vieron que no era una bestia.

— ¿Es esa la bestia? —exclamó la reportera de la cadena de mi padre.

— Era diferente antes. Tenía colmillos y garras y... pelo por todo el cuerpo.

La reportera se giró hacia Jennie, obviamente esperando salvar su historia.

— Señorita, ¿vio usted a la bestia?

— Por supuesto que no —Jennie me miró. Tocó mi cabello—. Nunca vi una bestia. Excepto a ese hombre... —se giró hacia el camello—. Él me atacó. Pudo haberme matado, pero esta chica irrumpió y me salvó.

— Se lo estoy diciendo —gritó el camello—. Ella es la bestia. La magia lo ha cambiado.

— Magia —La risa de Jennie fue un poco forzada, un poco falsa. La multitud rió también—. La magia y las bestias sólo existen en los cuentos de hadas... o quizás las drogas provocan alucinaciones. Pero los héroes y villanos son reales.

Ahora el micrófono estaba en mi cara.

— ¿Vio usted a una bestia?

— No, no vi a una bestia —Cogí el micrófono de la reportera, de manera autoritaria como mi padre habría hecho—. Pero si hay una bestia, quizás simplemente sea un tipo normal con una enfermedad en la piel o algo. Tal vez sólo necesita un poco de comprensión. Tal vez juzgamos demasiado a la gente por su aspecto porque es más fácil que ver lo que realmente importa.

La reportera me arrebató el micrófono.

—Bien, eso ha sido muy sentimental —Me dio la espalda y habló a la cámara—. No hay pistas en el misterioso caso de una individua con aspecto de bestia que aterrorizó a los pasajeros del metro esta noche en Brooklyn.

La multitud comenzó a alejarse. Un oficial agarró al camello.

— No tan rápido, amigo. He comprobado tu identificación, parece que hay una orden de arresto... Y hemos encontrado el arma de la que ella ha hablado —Se giró hacia Jennie y hacia mí—. ¿Os importaría venir a la comisaría y hacer una declaración sobre lo ocurrido?

— En absoluto, oficial —dije, pensando en cuanto molestaría esto a mi padre, sin mencionar el miedo que debía estar pasando por toda la historia de "Bestia en el Metro", especialmente cuando viera la cobertura en su propia cadena. Probablemente ahora estaría sentado en la sala de estar.

— Iré a cualquier lado —dijo Jennie—, mientras ella venga conmigo.

El oficial puso los ojos en blanco.

— Crías enamoradas. De locas.

Pudo haber mascullado algo más, pero no le oí. Estábamos demasiado ocupadas, besándonos.

𝕭𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆𝖑 (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora