Capítulo XXXIX: Lindas mentiras II.

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29-Loïc Nottet

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Los sillones que siempre ponían en las oficinas de psicología o cuartos de terapia, tenían como objetivo que el paciente se sintiera en un espacio cómodo para poder externar sus sentimientos

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Los sillones que siempre ponían en las oficinas de psicología o cuartos de terapia, tenían como objetivo que el paciente se sintiera en un espacio cómodo para poder externar sus sentimientos.

Y para Katsuki le vino perfecto porque algo que amaba, era sentarse como vagabundo sin educación sobre superficies alcolchonadas, y se tomó bastante en serio cuando su psicólogo le dijo:

Este es un espacio para ti Katsuki, no te sientas incómodo si te sientes enojado, triste, si quieres llorar... Yo no te voy a juzgar.

Y desde la primera sesión, el profesional conoció la extravagante forma de sentarse del peliceniza. Se le parecía muy cómica y algo infantil.

Al ver cómo Katsuki entró como ráfaga de aire por la puerta, se sentó como acostumbraba y a los 5 segundos se puso de pie... Repitiendo eso como unas seis veces, supo que algo andaba mal. 

—¿Tines otra cita despues de mí?— preguntó de repente el chico. 

—Si, tengo dos— 

—Ay mierda, debiste ponerme al último entonces— 

—Te dije que no tenía problema con las malas palabras, pero no abuses de ellas. Y si llegas a tardar puedo darte 10 minutos más— 

—No sé si en una hora va a alcanzar tanta información, ¡no sé ni siquiera por donde empezar!— 

—¿Porque primero no te sientas?— 

Bakugou bufo pero aun así hizo caso, solo que ahora su ansiedad se veía reflejada en su pie derecho que no dejaba de moverse. 

—Cuentame, ¿porque estás tan inquieto?— 

Había mucho que quería contar, estaba a punto de explotar y soltar todo lo que pensaba a la vez. Se controló porque deseaba que lo que dijera fuera bien entendido por el adulto y pudiera ayudarlo a pensar mejor. 

—El viernes pasado me he desmayado saliendo de la escuela— pensó que eso podía ser un buen inicio, ya que fue prácticamente lo que empezó a detonar todo lo demás. 

—Oh cielos, ¿y ya te encuentras bien?— 

—Si, si, estoy bien. Es que, el desmayo no se debió a un factor físico o que yo tuviera algún malestar. Pero desde ahí me siento muy raro, hay un inexplicable sentimiento de melancolía que me quita el aliento y estoy muy desesperado por saber que pasa...— al final se le rompió un poco la voz. 

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