Capítulo V: Colisión I.

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Midoriya no había podido dormir toda la noche.

Había tenido algunas pesadillas, que ahora que estaba consciente, no lograba más que recordar unos pequeños fragmentos y borrosos momentos que lo hacian despertarse cada tanto.

Y vaya que su inconsciente había decidido mal la noche, pues solo quería descansar para lo que sea que se avecinaría en ese día. El día en que ingresaría a Yuuei.

Izuku se removió en su cama para quedar viendo hacia el techo de su habitación, se llevó una de sus manos hacia sus ojos y se los tallo un poco con la misma hasta dejar su antebrazo reposando sobre su frente.

Permaneció así unos momentos hasta que, después de soltar un gran suspiro, decidió sentarse poco a poco en el borde de su cama. Nuevamente se quedó así, pues inmediatamente sintió el peso de una noche con un poco de desvelo y al parecer, aún no se acostumbraba al cambio de horario.

Eran las 5:00 a.m., algo temprano considerando que su residencia no se encontraba tan lejos de la escuela y que podría llegar rápidamente en su motocicleta (regalo de su madre en su cumpleaños número 16).

El recuerdo de su madre vino tan pronto despertó y no escucho un "¡Izuku, ven a desayunar!", que dadas las condiciones en las que se levanto, le hubiera venido bien oír a tan tempranas horas de la mañana.

En el desolado silencio y la tenue luz que alcanzaba a atravesar por el pequeño espacio que no lograba cubrir la cortina, y que, alumbraba un pedazo de su piso, Izuku se dio cuenta que estaba solo.

No tardo mucho en ducharse y alistarse con el impecable uniforme que ya le habían hecho llegar hace unos días.

Dudo un poco si usar el corbatin rojo, pero luego descartó la idea siendo que era su primer día y quería dar una buena impresión a las autoridades. Así que, se puso el uniforme completo, pero acomodandolo con el estilo con el que se sentía más cómodo.

Definitivamente Izuku pensaba que aquellos toscos y rojos tenis que usaba de pequeño y todavía en su pubertad, hubieran combinado con el corbatin que era del mismo color, pero solo pudo esbozar una pequeña sonrisa porque realmente no recordaba desde cuando había desaparecido ese par. Y como no era su fuerte usar zapatos, se puso unos tenis nike, pero de color blanco.

Cuando Izuku llegó a la escuela en su motocicleta, logró con éxito no llamar la atención, ya que se metió por uno de los estacionamientos que quedaba en el lado opuesto de la entrada principal. Como le habían indicado en una misteriosa carta que venia con su uniforme.

Fue ahí cuando agradeció a su inconsciente por haberlo despertado temprano. Había llegado por adelantado al lugar y no se veían tantos estudiantes por ahí, y realmente no quería que nadie viera a un chico peliverde con el uniforme de U.A., metiéndose a la oficina del director. Porque había que admitirlo, esa era una escena bastante sospechosa en distintas maneras.

Se sentó en una banqueta cerca de un acceso y se dedico a esperar a All Might o al Director de la institución. Quien fuera que llegara primero.

—¿Cómo se llamaba el Director?— se preguntó Izuku a sí mismo. Debería recordarlo siendo que su tutor se lo había mencionado hace algunos días en esas charlas que habían tenido, pero no se extrañaría si no lo hacía, pues últimamente su cabeza estaba hecha un desastre.

Al poco rato divisó entrando al estacionamiento una inmensa camioneta color plateada con los vidrios completamente negros y con una velocidad un poco lenta.

No le quito la vista a la furgoneta, ni cuando aparco a lado de su motocicleta quedando a metros de él. Se levantó de inmediato, pues asumía se trataba de la máxima autoridad. Se preparó para saludar debidamente.

WE ARE LEGENDS, WE ARE DIAMONDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora