Capítulo IX: Reaparición.

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Había hablado con Nezu sobre su regreso a U.A., sinceramente All might no quería volver a causar inconvenientes a la academia y quería mantenerse al margen lo más que se pudiera. Aunque su personalidad heroica a veces no se lo permitía.

El Símbolo de la Paz se había retirado hace dos años.

El primer año se vivió en crisis, la sociedad tenía miedo de no poder contar ya con un Pilar que los protegiera, tenía miedo de no ver más esa sonrisa que les dijera: Todo va estar bien, porque yo estoy aquí.

A raíz de su retiro, la tasa de criminalidad aumentó en creces; asaltos, atracos, secuestros, corrupción y demás actos atroces inmorales, se veían mucho más a diario, y aunque All might se debatía en quedarse y arreglar la situación en el país que lo vio crecer y ser esa antorcha de la que todo mundo podía sostenerse, tuvo que abandonar de nuevo Japón, porque él sabía más que nadie, que no podía resolverlo con su cuerpo demacrado, producto de las batallas tan duras a las que se ha enfrentado toda su vida, y que su precencia hacia provocar más dolor. Era plenamente consciente que aquellas actividades criminales a plena luz del día, eran causadas con tal intención, para que él ardiera de impotencia al no poder hacer nada.

Además, no sólo se trataba de simples asaltos sin un plan determinado por criminales de paso. Yagi sabía que crímenes así, se usaban para tapar acciones de un rango mayor, que incluían la presencia del Under World.

Tráfico de drogas, armas, órganos, terrorismo, la política siendo controlada por mentes mafiosas, apuestas de gran magnitud, lavado de dinero, estafas colosales y trata de personas. Esos crímenes sólo eran una pequeña parte de lo mucho que se hacía por las calles más oscuras que conformaban a Japón. Y no sólo a este, si no a todo el mundo.

Y se le denominaba Under World por esa misma razón. Los crímenes existían, la gente perversa que los llevaba acabo también, y el gobierno solo se encargaba de ocultarlo todo.

Era como un cáncer. Te deja vivir feliz y en paz, hasta que eres consciente de tu realidad y solo te vuelve miserable.

Ese mundo no estaba hecho para cualquiera. Solo los más fuertes de mente y de espíritu, podían enfrentar a sus ojos a ver sangre, a exigir a sus cuerpos moverse para sobrevivir.

Actuar como héroes para aquellos individuos que cada día, se convertían en víctimas, y el número no hacía más que crecer. Pero ser títeres sin corazón para desgarrar cuerpos de aquellas insanas plagas que contaminaban al mundo y lo llenaban de putrefacción sin que el más inocente se diera cuenta de ello.

Eso era el pan de cada día de las personas que conformaban a las Fuerzas Mayores; la élite especialista en arrestar, limpiar y desaparecer a toda mínima sospecha perteneciente al Under World.

Tal vez no hace falta mencionar que Toshinori era un máximo exponente en esa organización.

Ante todo el mundo, el hombre era un increíble y exitoso empresario con una influencia respetable en el campo policial. Por mucho tiempo sus fundaciones e inversiones han sostenido la economía de ambos países que lo han acogido, y solo mencionando estos entre algunos otros, pero a pesar del anonimato con el que quiso enmascarar a los demás países, se sabe que muchas naciones han sido apoyadas por Yagi. Sus acciones de caridad hacían que miles de personas lo tuvieran en un altar.

All might era un milagro andande que, un solo de sus pies en sus tierras, y se decía que tiempos mejores vendrían.

Pero muy pocos sabían que su apariencia se debía a múltiples emboscadas u operativos que llegó a realizar a diario, y no a una enfermedad degenerativa que llegó a anunciar públicamente cuando ya no lo pudo esconder más.

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