Capítulo XXXVII: Amenaza inocente.

9.6K 721 3.7K
                                    

El tiempo que estuvo esperando para que sucediera lo que estaba pasando ahora fue muy tortuoso.

Cada segundo que paso durante las noches en las que sentía sus hormonas a tope y en vez de dormir, su mente se mal viajaba para poder imaginar  como es que sería probar algo más de Katsuki, había valido cada segundo.

Saber de las palabras del otro que esa atracción sentimental y física era mutua, hacía que cada roce entre ellos se sintiera como ver estrellas.

Y claro, compensaba un poquito el echo de sentirse culpable, ya que una de esas noches no pudo soportarlo más y se atrevió a tocarse.

Un secreto que mantuvo muy escondido incluso de si mismo, pero ese era el motivo por el cual días después de su pequeño accidente en ese salón polvoriento, el pecoso sentía demasiada vergüenza como para mirar de nuevo esos ojos por los que se sentía devoto.

Había pasado mucho, aunque justo lo necesario, para que esa maldita pregunta apagara el interruptor de Izuku justo como un balde de agua fría apagaría una fogata.

Pero el de Katsuki seguía prendido y no iba a dejar que Izuku se desconcentrara.

—¿Que pasa?, ¿no te gusto?— se refería a sus movimientos de cadera.

Ciertamente Katsuki lo había echo con una chica. La verdad es que, al menos para él, no fue tan memorable.

La mayoría de las personas no tenían un buen inicio de su vida sexual muy satisfactoria, o como les hubiera gustado que fuera.

En el caso de Katsuki, fue algo así. Sin embargo, dar ese paso en su vida fue más por curiosidad que por necesidad.

Si mal no recuerda, al menos cree que la chica si lo disfruto. Así que, a pesar de todas sus dudas, él también tenía con que defenderse.

Aunque claro, veía a ese niño de ojos esmeraldas que parecían tan inocentes cuando en realidad no lo eran, y demonios... Se le olvidaba hasta como dar un beso justo en esos momentos en los que se empezaban a encender más las cosas.

Y no lo sabia, pero podía casi adivinar que Izuku se había involucrado con todo tipo de personas.

Chicas, chicos...

En el segundo terreno, él no era tan hábil como el peliverde. Por no decir, nada hábil.

—Ah, no... Lo siento, me distraje por un momento— dijo Midoriya.

Izuku quiso levantarse, tomar otro vaso de agua y analizar detenidamente lo acababa de cruzarse por su mente.

E intuyendo lo que el pecoso quería hacer, Bakugou no lo dejo y lo empujó levemente para que se quedara en el mismo lugar.

Solo a Izuku se le ocurría decir aquello cuando tenía a una persona tan orgullosa como Katsuki sobre él.

—¿No te entretengo lo suficiente para que estés pensando en otras cosas?—

—No es así— con su mano acaricio la mejilla de Katsuki —esto es todo lo que quería. Solo quiero seguir besándote y hacer... Pero es mi mente que no deja de molestarme pensando en cosas innecesarias—

Terminando de escuchar la pobre justificación de Midoriya, en el cuerpo y la mente del pelicenizo surgió un deseo guiado por el egocentrismo.

—Voy a hacer que solo pienses en mi—

Con esa misma determinación, agarro la playera de Izuku y lo alzó hacía arriba para poder continuar con el beso.

La cabeza del peliverde se echó hacia atrás por el ligero jalón. Y para no darle tanto trabajo al brazo de Bakugou para sostenerlo, paso sus manos por detrás y se sostuvo del sillón.

WE ARE LEGENDS, WE ARE DIAMONDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora