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Capítulo XXXIV: Destructor.

Ya casi amanecía y apenas llegaban al departamento de Izuku. 

Fue una tarea complicada levantar a los que nuevamente se durmieron en el transcurso del camino, y después llevarlos hasta el piso adecuado.

No iba mentir, en ese momento el pecoso si se arrepintió un poco de ofrecer su humilde hogar para el descanso de todos los chicos.

Al principio solo los dejaron en el piso de la pequeña estancia, en lo que Sero y él bajaban por cada uno de sus compañeros.

Obligaron a Mineta y Aoyama a ayudar, ya que ese par, ya había descansado lo suficiente en la disco y en los autos.

El peliverde ya con cara de pocos amigos les advirtió que dormirían en el elevador si seguían fingiendo no poder ponerse de pie adecuadamente.

Y como su expresión fue lo suficientemente aterradora, entre el más bajo y el más débil muscularmente de toda la Clase A, cargaron a Kirishima.

—¡Hey! ¡Tengan cuidado!— medio susurró y grito cuando esos dos torpes dejaron caer a Eijiro al piso como si fuera cualquier cosa.

—¡Tengo vecinos!, no quiero que vengan a ver este desastre— dijo apuntando a todos en el centro.

Unos recargados en los sofás pero sentados en el suelo.

Y otros suertudos como Todoroki y Kaminari que inconscientemente se acomodaron en los sillones para dormir profundamente.

La mitad de la misión estaba cumplida, todos fueron llevados con éxito al piso de Midoriya.

Por supuesto, Sero se había encargado de meter sus manos en los bolsillos de cada uno para pagar el transporte que los había llevado.

Incluso le dijo a Midoriya que no era necesario que pusiera un solo yen  para pagar dicha cuenta.

Hasta se sentía algo culpable de que tuviera que lidiar con tan vergonzoso escenario de compañeros que conoce solo de hace unos meses.

Pero Midoriya dijo que estaba bien, y coopero de igual forma.

"¡Esto me gano por amable!", pensaba mientras sacaba agresivamente los futones que compró con antelación. 

Seguramente al otro día estaría riendo de esto y de todos sus compañeros.

¿Cómo no mencionar después lo intenso que se puso lida al subirse a las mesas?

¿Y como no celebrar con Kaminari el hecho de que Kirishima era más gay que ellos dos juntos?

¡Y la caída de Todoroki!

Dios mío, tenía mucho de que reírse.

Claro, además de los asuntos pendientes con Katsuki.

Seguro los días siguientes todos hablarían de ello, reíran o tendrian algunos problemas y a pesar de eso, serían mucho mejor que esos instantes. Así que se sentía con el derecho de estar enojado solo un poco.

El pelinegro nuevamente le ayudo a poner algo de orden, porque todos sus amigos y compañeros parecían sardinas, unos encima de otros.

El alcohol los dejo tan noqueados, que algunos estaban con el cuello torcido y no parecían sentirlo.

A excepción de Katsuki que aun dormido, si sentía que alguien invadia su espacio personal, lo pateaba como reflejo.

Hicieron espacio moviendo los sillones unos cuantos centímetros con Todoroki y Kaminari en ellos.

Luego colocaron todos los futones uno a lado del otro y afortunadamente se acomodaron como pudieron.

—Ya está Midoriya, creo que te debemos más de lo que estaba planeado— le dijo Sero tratando de acomodarse en el pequeño lugar que sobraba en el piso.