Capítulo 3.

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Camiseta, jeans y mis botas militares. Cientos de pulsera, coleta alta mal hecha, rímel y lápiz rojo.
Una de las situaciones posibles en mi vida, es la razón por la que uso maquillaje.
No lo uso para lucir como una diva, no lo uso para tratar de mostrar que soy mejor que las demás; lo uso porque lo necesito, porque no soy linda y necesito algo en el rostro para no sentir con más fuerza las palabras de Katy.
Lo necesito para no ser tan fea.
A veces las palabras hieren, no lloras, no gritas, solo escuchas y asientes, porque ¿Que mas podrías hacer?
-¿Quieres armar algún rompecabezas conmigo?- Pregunta mamá, son las 7 y 30, Katy saldrá de fiesta y yo... Me quedare en casa.
Katy termina de colocarse el lápiz labial rosa y le da un beso a su reflejo, narcisista.
Me observa con ojos de cachorro y levanta los labios recién maquillados.
-Si quieres hermanita, sabes que siempre puedes ir- Dice tomandome por el hombro. Me alejo de ella con resentimiento fingido y le sonrió a mamá.
-Veamos una película de terror- Digo hacia ella.
-No seria mala idea que vayas con...- Salgo de la habitación.
-No-
-¡Debes socializar! ¡NO QUIERO QUE SEPAN QUE MI MALDITA HERMANA ES UNA MALDITA NERD!- Le observo desde las escaleras.
-Uuuh, demasiados maldita en una frase, que atemorizante Katy Lee- Le digo. Fingí tener escalofríos y termino en una sonora carcajada.
-¡Mas vale que no me hables en la universidad!- Grita con furia.
-1) No voy a ir a la misma universidad que tu...- Enumeró con mis dedos.- 2) Seria agradable avergonzarte en público pero 3) Descuida, tampoco quiero que sepan que eres mi hermana.
Katy cierra la puerta con fuerza, y después de 5 minutos, creo que se da cuenta que en verdad tiene que largarse a su puta fiesta, porque sale hecha una furia de la habitación.
Mamá pasa al lado mio y me da un beso en la mejilla.
-Tranquila querida, veamos una película malditamente terrorífica-
-¡Yo hago las palomitas de maíz!-
-¡Vale!- Observo a papá bajar a la cocina y me observa elevando una ceja.
-¿Que? ¿Me ha salido un tercer ojo?- Pregunto dramáticamente preocupada, claramente es falso.
-¿Alguna vez podría conversar sobre chicos contigo? ¿Cuando me dirás que estas embarazada o ese tipo de cosas que hacen los adolescentes?- Pongo los ojos en blanco y escucho el pitido del horno de microondas.
-Sabes que eso no pasara ¿Cierto?- Sonríe divertido.
-Por tu bien, espero que no me des nietos aun- Niego con molestia.
-No pasará- susurró, toma un vaso y sirve leche.
-¿Tu madre estará hasta tarde?- Asiento aun sin verlo, sirvo dos vasos de coca-cola y llevo la comida al sofá.
-¡Buenas noches querido!- Grita mamá al recibir el vaso.
Papá camina hacia la ventana y se acerca a nosotros.
-Hay un hombre fuera- Murmura a mamá. Mamá me observa cautelosa y suspira.
-¿Estuviste hurgando en los archivos del FBI de nuevo?- Bebo un trago de mi vaso y niego.
-Lo juro, esta vez no he sido yo- Papá suspira y toma el teléfono para llamar a Katy.
-¿Estas bien?... No... Solo estaba preocupado por ti... Perdón cariño, solo llama si necesitas algo.- Jodidos melosos. Gruño en mi mente.
-¿Y?- Pregunta mamá mordiendo la uña de su pulgar.
-Definitivamente hiciste algo que molesto al FBI- Observo la camioneta lejana al hombre, se que vienen con el, un hombre nunca viene solo.
El camina hacia nuestra calle y todos nos relajamos cuando el no toca a nuestra puerta.
-¡¿Lo ves?!- Le grito a papá, el se encoge de hombros.
-Da igual, todos sabemos que tu eres nuestro imán de problemas- Suspiro. Y mamá le da un golpe en las costillas.
Golpe bajo.
-Wow, interesante padre- Digo sentándome de golpe en el sofá.
-Eres tan insolente, deberías ser como Katy- Lanzo el tazón de palomitas al suelo.
-¡Nunca voy a ser como ella! ¡Hueca, narcisista e idiota! Me importa un bledo si piensas que siendo como ella serias menos infeliz, nunca seré tan idiota para lucir como ella- Y el se aleja a grandes zancadas de la sala.
-Dios mio, ¿En que me equivoque contigo?- Murmuró mientras caminaba luciendo como un toro molesto a la habitación que comparte con mamá.
¿En que te equivocaste? Venga que también me lo preguntó.
A veces me gustaría ser una chica normal, una de las que prefiere preocuparse por unos malditos zapatos de marca que en un panel solar, preferiría estar rodeada de chicas rubias y no de artefactos eléctricos, preferiría... No. En realidad nunca preferiría algo de eso.
Todos tenemos una esencia que nos hace únicos, y que nos hace distinguirnos, la mayoría, elige dejar su esencia para lograr encajar en lo que los demás llaman sociedad.
Mi discreta teoría de ello, es que simplemente son corderos asustados, llevados a un camino que eligieron para salir del corral y ser las grandes ovejas que se pintan en los carteles, acarrean con mas corderos para sentirse únicos, pero terminan haciendo más copias de estos mismos. Y nos dejan a nosotros, los corderos a los que nos da igual su vida mediocre y tratamos de hacer otra cosa con la vida, no solo ser trasquilados.
-Levanto el tazón del suelo ante la mirada cansada de mamá- Y se que al final, seré una oveja bien, no uno mediocre, si no uno que sera querido por el mundo, porque es lo suficientemente valiente para saltarse la fila y decir que no quiere ser como los demás.
-Deberías ir a dormir cariño, yo las levantare- Dice mamá. Me alejo y voy a mi habitación.
Pero se que nadie quiere a las ovejas renegadas, es algo así como la oveja negra, así que como siempre, esta es despreciada.
-Me dejo caer en la cama y cierro los ojos-
Yo soy la oveja negra de la familia.

Fangirl {Steve Rogers/Capitán America}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora