MINARAI

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-No puedo evitar llorar por las noches, Sasha siempre tan sonriente y dedicada ahora parece una cáscara vacía, no puede moverse sin ayuda y Oka-San le ha informado que su educación no continuará

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.-No puedo evitar llorar por las noches, Sasha siempre tan sonriente y dedicada ahora parece una cáscara vacía, no puede moverse sin ayuda y Oka-San le ha informado que su educación no continuará. Pieck al enterarse hizo campaña fuera de la estera de su ama y en una profunda reverencia le suplico que la deje como parte de la servidumbre; yo extraño a mi amiga, pensé que seriamos tres niñas alcanzando un futuro pero ahora me obligan a dejarla atrás.

Lo que más me desconcierta es su cara de terror al caer la noche, mira a las esquinas buscando un fantasma o una presencia que no existe, ella jura que algo la precipito a su caída, pero el doctor menciona que el cerebro se plantea cosas que no pasaron para llenar los huecos vacíos de información.

Esta noche por primera vez seremos verdaderas aprendizas, durante un mes exacto nos prepararán para nuestro debut como Maiko, esto me carcome la mente, me trae recuerdos de mi niñez, porque que yo era una niña extraña. Mis padres solían decir que no lloraba casi nunca, les preocupaba que tuviera problemas de audición o habla, es ahí donde viene mi primer reto como aprendiza, ¿porque? bueno pues porque una geiko debe desplegar todo su talento para complacer al público, para satisfacer a cada persona con la que se relaciona, mientras que yo prefiero las actividades solitarias.

Una geiko debe ser como un delicado sauce que se inclina a merced de la voluntad ajena, mientras que yo siempre he sido terca, rebelde y orgullosa, también debe ser maestra en el arte de crear un ambiente de distensión y esparcimiento, pues su clientela así lo exige, sin embargo, yo no disfruto en particular con la compañía de otros. Una geiko de renombre nunca está sola, pero yo siempre he amado la soledad.

¿No es extraño? Parece que el destino hubiese escogido de forma deliberada el camino que representa para mí las mayores dificultades, una senda que me obligase a afrontar y superar mis limitaciones.

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Petra estaba enfundada en un tradicional kimono de mangas largas, de hojas naranjas y amarillas, el Han-darari que es el obi de la aprendiza cuelga a la mitad de su altura, esto indica que es el momento exacto en que una joven inicia formalmente su preparación para un futuro debut.

No le gustaba para nada como se veía, se observaba por todos los ángulos y no terminaba de encantarle, después de que Oka-San le dijera que Nanaba seria su Onee-san pensó que todo iría viento en popa según sus planes, pero fue todo lo contrario, la mayor estaba muy distraída y poco la apoyo con su vestuario que parece que solo escogió al azar pues no le favorecía para nada, no se encontraba ni la delicadeza ni la pulcritud que en el kaburenjo les obligaban a tallarse a fuego, ya mejor no hablar de caminar con las okobo, lucia terriblemente patosa.

Estaba maldiciendo para sus adentros su mala suerte, ella hubiese preferido tener a Hanji-San como hermana mayor, tan elegante y misteriosa, como si la hubiese conjurado la aludida abrió la puerta del vestidor y entró a paso decidido, llevaba un kimono formal de color plata con ribetes en azul marino, tenia bordado un patrón de aves y peces en alto relieve que se mezclaban, su cabello castaño oscuro se encontraba sujeto a la altura de la nuca con dos peinetas de plata, su cara tenia el maquillaje tradicional pero esta vez la capa blanca no era tan espesa, se veía perfecta, desde la postura relajada de sus brazos generando un cuadrado perfecto con sus codos y sus manos livianas hasta el frufrú que sonaba graciosamente cuando atravesaba las estancias.

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