YOKOSO KAZUYOSHI

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Muchas son las funciones fisiológicas que suceden durante un parto, más allá de la cuestión genital se tiene que comprender que el carácter, la cuestión cerebral y hormonal juegan papeles sumamente importantes en la parturienta. El ambiente en el que el niño llega al mundo también es importante, aunque durante siglos las mujeres han dado a luz en los lugares mas inusuales incluso a veces sin la ayuda de nadie no quiere decir que sea lo correcto.

La perdida de sangre puede suponer un desprendimiento placentario y por ende una hemorragia que se debe atender a la brevedad, pero aun en shock el cuerpo es maravilloso y prioriza funciones, ralentiza el flujo sanguíneo y asegura la irrigación vital al cerebro, por eso a veces las mujeres entran en estados de estupor y languidez. Para la buena fortuna del primogénito Eren venia camino a la okiya con un enorme ramo de calas blancas, aún hoy en día mi preciado doctor puede traer niños al mundo con los ojos cerrados, pero ha sido auto declarado incompetente para descifrar el lenguaje floral. Apenas reconocí su voz supe que todo saldría bien, Levi pronto estuvo cerca de mi y entre ambos apilaron futones para poder colocarme.

—Vas muy bien Mika-chan, tu corazón es estable, pero estas dilatando rápido, pronto será hora de pujar, trata de descansar todo lo que puedas.

—Levi Danna, valla a la sala por favor no debería estar en el cuarto de las mujeres—Era una época diferente, los varones rara vez entraban a los partos, las barreras aun no caían así que el se acerco a mi y beso mi frente – Eres tan valiente amor mío, se fuerte una vez más—recuerdo darle una tímida sonrisa tratando de ocultar todo mi dolor para no preocuparlo más.

Ahora ese momento tiene borrones en mi memoria, lo único que no se me olvida, lo que mi mente conserva integro en mi memoria fue el momento en que sentí la cabeza de mi bebe coronar, fue una presión extraña y dolorosa cuando los huesos de mi pubis presionaban mis aductores para hacer un espacio inverosímil llamado canal de parto.

—¡Bien hecho Mika-chan! Ahora es momento de pujar— me dijo el doctor Jaeger

—Tu puedes hacerlo Onee-san, estaré justo aquí para tomar tu mano—Reiko alegremente se coloco a mi derecha muy cerca del risueño médico, eso me dio tanta ternura como pánico, ya era bastante consiente del coqueteo de Eren con mi hermana menor, lastimosamente eso aún estaba en una sola vía pues Reiko era distraída y lenta para el romance, así que no me convenia tener a mi medico de cabecera nublado por el amor en una situación tan importante. Pieck colocaba compresas frías en mi frente para mantenerme lucida, madre estaba en una esquina de la habitación orando.

El momento llego y sentí un fuego abrazador intentando romper la carne entre mis piernas, lagrimas calientes bañaron mis ojos y un grito inconsciente tomo su camino al exterior desde mi garganta, mi cuerpo se quedo sin fuerza ante la tensión y Eren se acerco a mi cara para hablarme.

—Mika-chan, el bebe ya esta asomando, pero tu corazón está trabajando demás, por favor intenta no gritar para no robarle oxígeno al bebe.

—¡doctor! - le grito Reiko asustada—mi hermana está sufriendo ¡tiene que ayudarle!

Quizá en otras circunstancias me hubiese reído hasta el desmayo por la escena, esa adolescente de 1.50 metros de altura le estaba exigiendo algo imposible a un hombre de casi 28 años y el acató sus órdenes con la más apremiante dignidad. Un par de años atrás leí un artículo histórico y un poco mal intencionado sobre algunas geishas y sus okiyas, específicamente mencionaban que las mujeres de la okiya Azumbamito fueron de las mas hermosas y destacadas en la historia de Hanamachi, estamos en los libros y en algunos folletos culturales, uno de los pseudo investigadores relataba información sobre como nosotras teníamos en nuestro poder algún tipo de hechizo para enamorar a los clientes con el simple batir de nuestras pestañas, otro de ellos mencionaba que usábamos perfumes con feromonas para así obligar a los hombres a prendarse de nosotras y no poder vivir sin nuestra compañía, el numerito de Reiko y el doctor me recuerda estas noticias amarillistas, la vida de la geisha no es tan simple ni es rosa ni mucho menos en línea recta, si bien se yo cuantas pendientes y montañas se tiene que subir para alcanzar un puesto, esa tarde medité en el articulo un buen rato y la pregunta vibraba en mi mente ¿Por qué las mujeres de nuestra okiya hacían que los hombres se doblegaran a ofrecernos el mundo? Porque, es verdad, la mayoría de los clientes bebían los vientos tras la estela de nuestro kimono, pero supongo que la respuesta es mas sencilla que mística. Nosotras nunca fingimos la compañía, éramos conversadoras presentes, anfitrionas atentas, cultas, preparadas, nadie trabajaba como nosotras, pero sobre todo éramos geishas valientes, que conocían su valor y su posición, jamás dejamos que un puesto o un apellido nos tambaleara y muy por dentro a los grandes señores borrachos de poder eso les encantaba.

MAIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora