MIZUAGE

128 21 37
                                    





—Ahora presta atención —me indicó —Para una geisha educada tiene una enorme importancia el hombre que la convierte en mujer —explicó la castaña elocuentemente, pero creí que sus palabras tenían cierto trasfondo.

—tú te encuentras en una posición distinta de las demás, debido al incidente de los "Burakumin" tu popularidad bajo y la mia también, y si no quieres seguir acumulando deudas, no deberías dejar escapar una proposición adecuada. — Hange medito. —Eso sería lo mejor para ti.

—En mi opinión, al menos en lo que respecta a tu desfloramiento, deberías escoger a una personalidad prominente. Entiendes lo que quiero decirte, ¿no?

Yo estaba en blanco, absolutamente nada venía a mi cabeza, ningún pensamiento solo un ruido molesto que me impedía pensar con claridad, de lo único que estaba segura era darme cuenta por vez primera de que la palabra desfloramiento , que no me era en absoluto nueva, también me afectaba directamente a mí, no era un paso de baile, o una poesía para aprender, si no un acto tan carnal que involucraba todo de mi, no solo de mi cuerpo, tiempo atrás Nee-San  me comentó que tendría la oportunidad de decidir sobre hacer la ceremonia o no, y ahora, gracias a Tetsu y mi estupidez esa opción se había desvanecido. A continuación, mi preocupada Onee-San me informó de que el ministro de comercio Dot Pixis estaba dispuesto a hacerme una mujer.

Esa tarde asentí con la cabeza y salí de la habitación con el semblante sumiso, lo único seguro en mis pensamientos es que quería llegar a ser una geisha famosa y de  este modo tendría el futuro asegurado. Aunque todo podría salir horrible y en esa instancia , al menos podría vanagloriarme de haber sido desflorada por el ministro de comercio.

Como si todo el protocolo mental y grafico al que fui sometida esa tarde por Pieck y Hange no fuera suficiente, Okasan nos llamó a Suki y a mi para contarnos de su primera experiencia lo que hizo que nuestros nervios aumentarán. La peor parte fueron las instrucciones de preparación, durante una semana antes del evento tendría que tomar clara de huevo y empapapar mi dedo índice para "humectarme la flor roja".

—Veras Mika, tienes que untarte la clara en tu dedo y luego.... luego lo tienes que meter...— Hange estaba de todos los colores, sudaba muchísimo y nosotras solo la podíamos ver con extrañeza.

—Tienes que meterlo en tu flor, ahí, entre tus piernas, usa tus falanges de referencia, intenta meter la primera y así aumentas cada día, te ayudará mucho para estar mas cómoda en la ceremonia— La voz de Sasha nos saco del trance.

Hange la miró impresionada—¿y tu como sabes eso?— sonaba alarmada.

Mi hermosa amiga solo le lanzó una sonrisa mordaz y le respondió— ¿Se te olvida que soy casi una otokoshi? ¡he escuchado las platicas de otras okiyas!

Todas comenzamos a reír por lo simple que hizo parecer todo el embrollo. —Pues si, básicamente es eso, Nana lo hubiera explicado mejor— guardamos silencio y la brisa sopló fuerte entre los árboles, nos gusta pensar que la rubia aun reía ahí con nosotras.

El día siguiente comencé con mi ridículo ritual, tome el liquido viscoso y transparente entre mis dedos y con la otra mano me levante la falda.

—Bien Yuki, tu puedes hacerlo— me di ánimos mientras abria las piernas. La sensación fue muy rara, sentía cosquillas mientras untaba el gel, comencé tocando a los lados  suavemente, no tenia absoluto conocimiento de mi anatomía oculta así que deje que la naturaleza me guiara, cuando localice un pequeño orificio justo en el medio de mis paredes posicione mi dedo.

—solo empuja— seguí hablándome para tomar confianza, alcancé a introducir el equivalente a la mitad de mi uña, inhalando y exhalando pausadamente para relajar mi pelvis, cerré los ojos y deje volar mi imaginación, ¿que se supone que debo sentir? ni siquiera eso sabia, lo único seguro es que tal acto involucra a un hombre, entonces pensé— concéntrate en un hombre atractivo, ¡tu puedes!—un chico de ojos cafés vino a mi memoria, evoque las perlas de su sonrisa y me di valor para empujar un poco más aunque la sensación se volvió más incómoda, unos ojos azules se me presentaron y quise retenerlos, quería imaginarlo besándome, tal ves abrazandome como el señor Smith hace con Hange pero enseguida vino a mi mente el horrible incidente de Tetsu y Suga-San, me sentí muy incomoda y saque el apéndice de mi interior,  pensar en un hombre sobre mi mientras solo estaría ahí abierta y expuesta a su merced me generó una repugnancia sin precedentes, estaba temblando y pequeñas lagrimas salían de mis ojos, y pude diagnosticarme certeramente, tenia miedo.

MAIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora