KUBI NO HENKO

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Los cerezos ya habían florecido para esa época del año, el verano instauraba el calor y el canto de los grillos y las cigarras, era la época perfecta para comer helados y aperitivos frescos, las geishas sacaban sus kimonos más volátiles y de las telas mas suaves y ligeras para ir casa de te tras casa de té. Esa fue la época que Mikasa destinó para que Reiko se volviera por fin una geisha, dando paso así a su libertad completa, con casi cuatro meses de embarazo cumplidos ya lucia los kimonos sueltos que Sasha le acomodaba románticamente para no fastidiar con telas al bebe. Por ser tan buena paciente y acatar todas las ordenes del doctor Jaeger ya le permitían dar cortos paseos a algunos establecimientos y siempre acompañada, Levi no deseaba perderse nada de esa inesperada pero amada gestación, cada vez le costaba mas irse de su lado, por lo que también por su parte ya estaba remodelando habitaciones, contratando personal y creando de esa casa fría un hogar para sus mujeres.

Ahora veía con mucha ilusión y una que otra lagrima como lavaban el cabello de su hermana menor, ese cordón tan grueso y lustroso de más de un metro cobraba vida propia fuera de los bálsamos que mantenían ese tierno peinado wareshinobu en su lugar...

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Ahora veía con mucha ilusión y una que otra lagrima como lavaban el cabello de su hermana menor, ese cordón tan grueso y lustroso de más de un metro cobraba vida propia fuera de los bálsamos que mantenían ese tierno peinado wareshinobu en su lugar, ¡que nostalgia tan grande! Hace apenas un par de años era ella en su lugar, con Hange a su lado, recordarla le trae tanta alegría, ella ahora es la feliz madre de un pequeño rubio de ojos tan azules como el cielo, legado de su padre, pero con un carácter inquieto y juguetón, el rasgo mas característico de la madre, se desespera por conocerlo, le hace tanta ilusión que vallan a ser vecinas, pues su futuro hogar esta exactamente a cuatro casas de los Smith. Regresó al presente entre tímidos pestañeos, hoy es un día de celebración y aunque si remueve la nostalgia de su corazón sabe que todas estarán bien sin su presencia, madre y Pieck manejaran esa okiya con mano firme y Reiko es una geisha noble y prometedora, Sasha tiene tanto trabajo que ya comienza a desaparecer de a poco, se alegra mucho por ella, al final es verdad eso que la gente dice, todos obtenemos lo que merecemos, su familia merece todo lo bueno de esta vida.

Con el corazón latiendo de emoción, el peluquero comienza el precioso y recatado peinado Ofuku, propio del cambio de cuello, Reiko dirá adiós a las campanillas de viento que tintinean con sus gráciles pasos, atrás quedarán los kimonos vistosos, de ahora en más los lisos e imponentes colores serán sus mejores aliados, el tierno obi que recuerda a una coqueta infancia dará paso a la cintura mas definida y altiva de la mujer que porta tan distinguida vestimenta. Por fin han terminado de armar la larga coleta en la coronilla, Reiko con lagrimas en los ojos ve su largo y espeso cabello sujetado en lo mas alto de su cabeza y se hecha a llorar con la más grande felicidad.

-Onee-san, gracias- es lo único que alcanza a decir antes de que el artista ceda las tijeras a su hermana mayor, justo como el hizo con ella y madre.

-Un honor este viaje contigo, Reiko-chan, ninguna geisha ha tenido una mejor hermana- inclina con la mayor de las gracias su cabeza, pues su vientre ya no le permite plegar su tronco y sin más preámbulo corta justo donde le indica el peluquero dando lugar a una ronda de aplausos emocionados.

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