CAPÍTULO 8.- Salgamos en una cita

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Que jodido desastre

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Que jodido desastre.

Eso era lo único que aparecía en mi cabeza mientras caminaba lo más rápido que podía a mi camerino. Estuve a punto de perder la cabeza porque Bozydar me había besado, nunca me había pasado, con ningún otro chico, nadie había logrado llenar mi estómago de mariposas y hacerme olvidar que estaba frente a un grupo de gente.

Al entrar me cambio lo más pronto posible, tengo la extraña urgencia de salir corriendo lo más rápido que pueda para alejarme de el arrogante cantante que tenía el ego demasiado grande para su propio bien.

- ¡Chica te luciste! - Tara entra mientras me pongo mis jeans. - Ese beso fue muy caliente, quiero decir, nunca he besado a Bozz, pero he escuchado algunas buenas historias por ahí.

- Ni siquiera es tan bueno - Finjo indiferencia.

- Estaba pensando que deberías subir una foto con él, ya sabes, para remover un poco las aguas.

- Uhh... no tengo fotos con él, y seguramente ya se ha marchado.

- Iré a revisar si todavía sigue por aquí, no te muevas.

Ella sale corriendo de mi camerino pero yo decido que no me quiero quedar, no puedo soportar un segundo más cerca de Bozydar, mi corazón no podría soportar otra de sus miradas. Tomo mi bolso y coloco mi chaqueta, antes de salir echo un vistazo por la pequeña ventana que tiene la casa rodante. Tara parecer estar preguntandole algo a la chica de vestuario y Bozydar no se ve por ningún lado, sin embargo, mis ojos encuentran a Ian, su amigo idiota revisando algo en su celular, parece lo bastante distraído para que no me note huir.

Abro la puerta y cubro mi rostro con mi cabello, apenas he dado unos pasos cuando una voz masculina me detiene.

- ¿A dónde tan misteriosa rubia?

Maldigo para mis adentros y giro para enfrentar a Ian, no tengo idea de cómo sea su amistad con Bozydar, pero por lo poco que he conocido de él, no creo que le aporté algo bueno a su vida. A menos que las drogas se consideren algo bueno.

- Me ha llamado mi representante, tengo un ensayo de vestuario. - Miento.

- Oh, ¿enserio?

Asiento sin querer darle más explicaciones.

- Mira, esto te puede parecer extraño o incluso un poco atrevido. - Rasca su cabeza. - Pero Bozz y yo tenemos una costumbre, bueno no... algo así...

- ¿Podrías ir al punto? No tengo tiempo.

- Quería saber si quieres ser parte de una experiencia sexual inolvidable.

Parpadeo perpleja ante sus palabras, seguramente habré escuchado mal, porque no había manera de que el maldito Ian Hamilton me estuviera proponiendo un trío.

- ¿Perdón? - Escupo entre dientes.

- Si, él y yo solemos compartir mujeres, y como tú ahora estás con él, pensé que te podría interesar.

NO LO DIGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora