CAPÍTULO 34.- Preguntas sin respuesta

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Había sido jodidamente chantajeado

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Había sido jodidamente chantajeado. Me sentía como un maldito idiota en estos momentos. Por supuesto alguien se iba a dar cuenta de quiénes éramos aquel día que Ian destrozó el automóvil del corredor ilegal, solo había sido cuestión de tiempo.

El mensaje de texto había llegado cuando estábamos a punto de marcharnos del parque y había jodido mi humor, no completamente, pero había querido pasar la mayor parte del día con Agnes, en cambio ella había ido con el par chiflado al que llamaba padres acompañada de la psicópata de su hermana.

Solo podía imaginar cómo había sido esa reunión.

El mensaje que recibí era de parte de Ian y decía que unos tipos con capuchas cubriendo sus rostros lo habían abordado mientras iba a comprar un poco de licor a un supermercado cercano, le habían dicho que sabían lo que habíamos hecho y que si no queríamos problemas serios debíamos llevar el equivalente del precio del auto en efectivo a un lugar a las afueras de la ciudad. Si hubiera estado solo no me habría dado miedo enfrentarlos o mandarlos a la mierda, pero me preocupaba que pudieran encontrar a Agnes y usarla en mi contra, ella no tenía nada que ver en esta mierda y era mi responsabilidad mantenerlo así.

Así que si, había llevado un poco más de ochenta mil dólares en una mochila de diseñador que mamá había enviado como regalo de cumpleaños hace unos años mientras estaba acompañado del idiota de mi mejor amigo a una iglesia abandonada. Seguimos las indicaciones tal cual y lo dejamos bajo una vieja banca, casi esperaba que llegaran desde las sombras y nos dispararan, pero nada de eso sucedió, entramos, dejamos el dinero y salimos en cinco minutos, pronto estábamos en camino de regreso.

Supongo que había visto demasiadas películas de drama y acción a lo largo de mi vida.

Lo más tardado había sido obtener el dinero, nunca había ido al banco a retirar una suma tan grande, en realidad ninguno de los dos había realizado ese tipo de trámite y como habíamos decidido que cada uno pagara la mitad, ambos debíamos pasar con un ejecutivo, así que tardamos varias horas en lo que validaban nuestras identidades y recibían la autorización del banco

Por otro lado, después de haber terminado con eso habíamos llegado a la ciudad por la tarde, así que no tenía demasiado tiempo para arreglar los detalles finales para el cumpleaños de Agnes, solamente había tomado un baño en mi habitación de hotel y me había arreglado un poco más de lo normal para ir a recogerla.

Mientras manejaba al departamento de ella no pude evitar pensar que todo había ido de maravilla durante la primera sorpresa de Agnes; habíamos disfrutado de los juegos mecánicos - más ella, porque yo los detestaba -, de los juegos de azar y de la comida chatarra que vendían en los parques de diversiones, igualmente no había ido el pequeño diablo de nombre Josette lo cual ya era una ganancia. Disfrutaba verla comiendo sin ninguna preocupación, sin que ella tuviera que revisar el etiquetado de los productos para contar las calorías o haciendo cálculos en su cabeza sobre las porciones que debería ingerir, al igual que me encantó verla riendo sin escrúpulos y gritando cada que la montaña rusa nos ponía de cabeza.

NO LO DIGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora