La postura de Agnes cambia inmediatamente cuando abre la puerta de su departamento. Al igual que ella, me tenso sin saber por qué ha reaccionado de esa manera.
Ella se gira y me da una mirada de pánico. Sus ojos azules se ven enormes provocándome una sonrisa por la ternura que me causa.
- Lo siento. - Dice con el ceño fruncido con preocupación.
- ¿Por qué?
No tiene tiempo a responder a mi pregunta, porque la puerta se abre de par en par y una cabeza rubia se asoma. Tengo la sensación de que la he visto antes pero simplemente no la puedo identificar.
- ¡Agnes! - Chilla la chica y se lanza a abrazarla.
La fotografía en la habitación de Agnes aparece como un recuerdo en mi mente. Es la hermana, por supuesto. El parecido es poco para ser honestos, la hermana es más baja de estatura, el cabello lo tiene de un rubio más oscuro, casi castaño y cuando se gira a verme, me doy cuenta de que no ha sacado los preciosos ojos de su hermana, ya que los de ella son marrones.
- Hola. - Su rostro se sonroja. - Soy Jossette.
No me extiende la mano, pero no lo tomo como algo malo. Normalmente las personas se sentían intimidadas ante mi presencia, pensaban que ante cualquier mínima molestia mi temperamento explotaría y los golpearía. Ser una estrella de rock no significaba estar jodido de la mente, o al menos no taaaan jodido.
- Jossette, un gusto. - Intento poner una expresión más amigable. - Soy Bozydar.
- Lo sé. - Contesta y me da una gran sonrisa. - Todo el mundo sabe quién eres.
Y ahí está, el único parecido con Agnes, un hoyuelo en el lado derecho de su rostro.
- Jossie. - Otra voz desconocida se suma al pasillo. - ¿Ha llegado Agnes?
El rostro de la hermana con un par de años más aparece, la señora está usando un vestido largo que cubre hasta la rodilla color blanco, su cabello castaño está peinado pulcramente por encima de su cabeza, me hace preguntarme si no le duele la cabeza por jalarlo de esa manera y tiene unos tacones altísimos como los que Agnes usa normalmente
- Hola corazón. - Se acerca y besa la mejilla de su hija mayor.
- Hola. - Contesta pero en su rostro veo la mortificación que siente al estar desarreglada. - No sabía que vendrían.
Su madre finge no escucharla e inmediatamente le agarro un odio a esta mujer.
Seguramente era del tipo de mujeres que envidiaban a sus propias hijas por haber logrado lo que ellas nunca pudieron. Al ver a su hija su mirada crítica viaja por toda la vestimenta de ella, como si estuviera detallando y calificando cada detalle. En un movimiento casi imperceptible que hace con su nariz noto el disgusto que le causa la vestimenta de Agnes.
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NO LO DIGAS
RomansaDe todas las advertencias dentro del contrato, solo una es la más importante... no lo digas. [Libro 1: Trilogía Reflectores]. Obra protegida por derechos de autor, se prohíbe su copia, adaptación o distribución sin la autorización del autor. Contien...