Definitivamente no extrañaba la universidad, los estudiantes eran un dolor en el culo, se creían inalcanzables e inmortales.
Cuelgo la cadena con brillantes que Agnes compró hoy por la mañana. Me molestaba como la mierda que su familia abusara de ella de esta manera. Estaba casi seguro de que Agnes nunca había ido a una fiesta de universitarios porque la decoración era inexistente, ellos se conformaban con varias botellas de alcohol y música electrónica que molestaba mis oídos.
- Más a la derecha. - Me indica mientras mueve la mano.
Bozydar Zielinski colgando un maldito colguije de colores sin camisa y en una silla con poca estabilidad. Una fotografía mía en estos momentos y se vendería por varios miles de dólares.
- ¿Ahí?
- Si.- Corre a la bolsa y saca varios carteles con impresiones como "Cool Kids" y "Forever Young".
- Nena...- Me bajo de la silla. - Creo que...
- ¡No te bajes! Aún faltan varias cosas por pegar. - Abre la bolsa y saca más cosas mientras las va nombrando. - La bola disco, las luces pequeñitas...
- Eso no se usa en este tipo de fiestas. - Tomo sus manos entre las mías y las coloco contra mi pecho. – A ellos solamente les interesa que haya alcohol y música.
Sus rubias cejas bajan confundidas. No tiene puesto maquillaje y sus pestañas son igual de impresionantes que con maquillaje, las pecas están a la vista y solo quiero besar cada una de ellas.
- No quiero hacer pasar a mi hermana un mal rato. - Levanta la mirada. - Quiero que vea que me esforcé para que pase un buen rato. Siento que ella está cansada ¿sabes? la sentí extraña ayer.
Mantengo mi rostro sin emociones, no sería yo la persona que le diría a Agnes que su hermana menor se drogaba. Al momento en el que llegamos a la mesa fue bastante obvio, había restos de cocaína sobre sus cuadernos, todas tenían las pupilas dilatadas y parecían bastante ansiosas.
- Seguramente es el estrés de sus exámenes. - Miento.
Las personas podían señalarme e insultarme con cualquier cosa, pero algo que sabía que no era, era un mentiroso. Todos me conocían porque era dolorosamente honesto, incluso podrían considerarlo cruel.
No me interesaba la opinión de las personas o sus sentimientos, simplemente les decía lo que pensaba de frente, pero con Agnes, era todo diferente. No podía decirle algo tan sensible como eso cuando sus ojos brillaban de emoción y amor por su hermana. Esto era algo que se lo contaría eventualmente, la ayudaría a buscar ayuda para su hermana y sería parte de su sistema de apoyo.
Aún teníamos dos meses por delante y no los iba a tirar por la borda cuando estábamos tan cerca de ser algo más que un simple contrato.
- ¿Tu crees? ¿Será bueno llevarla con un médico?
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NO LO DIGAS
RomanceDe todas las advertencias dentro del contrato, solo una es la más importante... no lo digas. [Libro 1: Trilogía Reflectores]. Obra protegida por derechos de autor, se prohíbe su copia, adaptación o distribución sin la autorización del autor. Contien...