CAPÍTULO 29.- Invitado sorpresa

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Bozydar es una de esas personas a las que les gusta el contacto

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Bozydar es una de esas personas a las que les gusta el contacto. Lo he notado estos últimos días que ha dormido en mi cama. Nuevamente despierto casi aplastada bajo su peso, su fuerte brazo tiene presa a mi cintura y sus piernas están enredadas con las mías. Las cobijas están abandonadas en el suelo y mi cama se siente pequeña para dos adultos.

Normalmente cuando íbamos a dormir cada uno se mantenía en su lado, pero en algún momento de la noche nos juntábamos y terminabamos siendo como un pulpo gigante.

- Bozydar, suéltame. - Me quejo e intento moverme, pero su brazo se tensa a mi alrededor. - Tengo que ir al baño.

- No vayas. - Contesta y entierra su rostro en la curva de mi cuello. - No es importante.

- Si lo es, no quiero que mi vejiga explote.

Boz suelta una risa ronca pero asiente.

- Está bien.

Su mano abandona su agarre lo suficiente como para que me siente en la cama, más cuando estoy a medio camino, me jala de nuevo para abajo y termino recostada sobre las cálidas sábanas.. Sus dedos se clavan en mis costillas y empieza a hacerme cosquillas. La risa estalla de mis labios mientras intento poner distancia,intento codearlo y pellizcarle el abdomen pero él no se rinde y se coloca encima de mí sin renunciar a su ataque.

Ambos nos detenemos cuando el timbre del apartamento suena. Era demasiado temprano como para que alguien viniera al departamento. Su ceño se frunce y sus ojos se entrecierran mientras gira la vista hacia la puerta de entrada de la habitación, como si pudiera ver a través de las paredes e intentara averiguar quién estaba detrás..

- ¿Esperas a alguien?

Niego con la cabeza y él se levanta. Hago lo mismo y me coloco mi bata rosada sobre mi cuerpo, el cual solo está cubierto por ropa interior. Lo sigo mientras camina descalzo a la entrada y me quedo unos pasos detrás, él se asoma por la mirilla y yo lo miro expectante con los brazos cruzados.

- ¿Quién es? - Pregunto.

No me responde y en cambio abre la puerta. Lo miro confundida por sus acciones, aunque cuando mi hermana cruza la puerta con dos enormes maletas y la cara rojiza de llanto se me olvida por completo.

- ¿Jossie? - La miro con sorpresa. - ¿Qué estás haciendo aquí?

- ¿Puedo pasar? - Pregunta en voz baja.

- Si claro. - Tomo una de sus maletas en mi mano y la ayudo a ingresarla. - Toma asiento.

Mi hermana se le queda viendo fijamente a Bozydar por unos segundos demasiados largos. Mi rostro enrojece cuando me doy cuenta de que solamente trae puestos unos bóxers ajustados - los cuales le quedan exquisito - grises. Él parece inmutado ante nuestras reacciones, se queda recargado en el marco de la puerta esperando escuchar la historia de Jossie. Sus ojos encuentran los míos y parece leer lo que quiero transmitirle, porque murmura que irá a tomar una ducha.

NO LO DIGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora