Llegar a casa después de un largo un viaje era una mierda normalmente, pero joder, me sentía extasiado. Mi cuerpo dolía como la mierda, pero había valido la pena. Agnes era una diosa en la cama, si alguna vez moría, esperaba que fuera entre sus piernas y con sus uñas enterradas en mi espalda.
Empujo la puerta de mi habitación del hotel y arrojo mi maleta al suelo. Necesitaba un cigarrillo de marihuana y una buena siesta. Avanzo hacia mi lugar secreto y saco un cigarro previamente armado, al encenderlo y darle la primera calada el olor inmediatamente inunda la habitación por lo que me dirijo a la pequeña terraza.
Silencio.
Me recuesto en la pequeña banca acomodada fuera y cierro los ojos. Flashbacks del viaje llegan a mi mente. El cabello dorado siempre ordenado de Agnes revuelto sobre las sábanas, sus labios hinchados por mis besos, su coño goteando y latiendo por mi polla y sobre todos los gemidos bajos que hacía cuando la estimulaba, eran como pequeños ronroneos, y cuando llegaba al orgasmo... mierda, era escandalosa.
Mi celular vibra anunciando una llamada y resoplo. Esperaba que no fuera Tara, seguramente me regañaría por tomarme unos días libres ya que debía entregar el álbum muy pronto y no había presentado más que dos canciones. Dudo unos segundos y reviso el identificador de llamadas.
Ian Hamilton
- ¿Si? - Contesto de mala gana.
- ¡Amigo! ¿Qué tal estuvo tu viaje? - Sorprendentemente Ian parece sobrio.
- Mejor de lo esperado.
Una sonrisa se forma en la comisura de la boca ante el recuerdo de Agnes mientras empujaba dentro de su coño.
- Me alegro que a uno de los dos le haya ido bien. - Bufa. - Necesito que me eches una mano.
- ¿Qué hiciste ahora idiota?
Doy otra calada sin saber qué esperar de Ian.
- Mis padres me han corrido de la casa y han prohibido a la seguridad dejarme pasar a las otras propiedades ¿puedes jodidamente creerlo? - Escucho a lo lejos el tráfico de la ciudad. - Es pura mierda Bozz.
- Supongo que tuvieron sus razones. - Inquiero. - ¿No?
- Pues sí, la cagué, mis padres me encontraron teniendo un trío en la sala, vieron la cocaína y la marihuana y perdieron la cabeza, nos sacaron sin ropa y me cerraron la puta puerta en la cara.
Suelto una carcajada que me termina sacando lágrimas.
- Joder, te dije que era tiempo de que dejaras esa casay compraras una propia.
- ¡Mis padres nunca estaban! Justo ese día regresaron de un viaje y su asistente no me avisó, no sé para que le pago si no hace una mierda. No entiendo por qué se asustan si ellos seguramente lo hicieron de jóvenes.
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NO LO DIGAS
RomanceDe todas las advertencias dentro del contrato, solo una es la más importante... no lo digas. [Libro 1: Trilogía Reflectores]. Obra protegida por derechos de autor, se prohíbe su copia, adaptación o distribución sin la autorización del autor. Contien...